A 24 horas de la elección, la contienda por el control del Congreso en Estados Unidos sigue muy cerrada, hecho por el que ambos partidos cantan victoria, aunque son los republicanos los que avanzan con una ligera ventaja en esta evaluación a mitad de mandato, lo que supondría mayor polarización en el país.
Con la apretada diferencia, escenario que contrasta con lo que anticipaban la mayoría de pronósticos y hasta la oposición, el presidente Joe Biden resaltó que la jornada fue “un buen día para la democracia”, luego de semanas de advertir que ésta seguía bajo amenaza a casi dos años del asalto al Capitolio y en franca referencia directa a Donald Trump y los “negacionistas”, quienes ganaron asientos.
En su primera aparición ante los medios tras las elecciones resaltó con tono optimista que su partido frenó la “ola roja” republicana, pues EU no se inclinó para los de derecha como se creía, pues hasta el cierre de esta edición los aliados del magnate se ubicaban a casi 10 escaños de lograr la mayoría en la Cámara de Representantes, que es de 218, para obstruir las leyes de Biden, cuyo sector no sufrió el peor escenario que ya aventuraban algunos del mismo partido.
Según la actualización de Associated Press los republicanos ya amarraron 207 lugares en el recinto, cifra similar a la de su representación actual.
De ese total, destaca que tienen una ganancia de al menos seis escaños, mismos que le arrebató a la fuerza opositora, pues ésta perdió hasta ocho lugares al llegar apenas a 184 escaños, lo que la aleja de la mayoría necesaria para respaldar las prioridades del gobierno actual, pues los rivales los superan por más de 20, lo que supone una posible victoria para quienes luchaban contra todo en ambas Cámaras, pues en ninguna tenían la mayoría.
Sin embargo, aunque lo más probable es que ésos se queden con el poder en este recinto el presidente se dijo listo para trabajar con ambos partidos para mantener vivos sus objetivos, como el derecho al aborto y políticas económicas —lo que supone una de las principales batallas entre ambos—, luego de reconocer que la derrota no fue como la pintaban.
Y alardeó “perdimos menos escaños en la Cámara de Representantes en una elección intermedia para un demócrata”, al comparar los resultados de ayer con exlíderes de misma tendencia. Hecho que su exvocera Jen Psaki ya adelantaba horas antes al señalar que Bill Clinton y Barack Obama perdieron 54 y 63 asientos, respectivamente, perp ambos consiguieron dos años después.
Mientras que en los gobiernos estatales, el líder demócrata aplaudió que fueron “las mejores intermedias desde 1986”, pues aunque Alaska, Arizona, Nevada y Oregon siguen en la pelea —algunos por menos de tres puntos porcentuales— los suyos quedaron con 16 estados, el mismo número que los del Partido Republicano, pero les arrebataron a éstos dos regiones: Massachusetts y Maryland. Pero la oposición registró más reelecciones en gubernaturas, entre ellas sus bastiones Florida y Texas.
Las declaraciones del presidente fueron ampliamente celebradas por los suyos como un gran paso al reconocer la fortaleza de su fuerza política, un hecho sorpresivo que no esperaban ante el cúmulo de pronósticos en contra, pues ocho asientos perdidos, según AP, representan siete veces menos que el mayor golpe contra Obama, gestión en la que se desempeñó como vicepresidente. Y aunque lo más probable es que los de Trump asuman el liderazgo en este sector, su arribo no fue de manera contundente.
Al respecto, la actual presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, resaltó que superaron las expectativas, pues pasaron de una fuerte derrota, según algunas encuestas, a pelear de manera apretada varias regiones, hecho por el que aún no está definido el Congreso.
Y recordó que como la situación seguía “demasiado reñida”, tendrían que esperan algunos días más para confirmar el resultado.
Por separado, Trump hizo lo propio al presumir que ganaron más que sus rivales. Aunque se dijo decepcionado, según una publicación en su red social Truth Social, aseveró que lo hicieron mejor que los demócratas, quienes buscaban retener la mayoría, al tiempo que los suyos suman 219 victorias y 16 derrotas.
Asimismo, tanto Biden como Trump aprovecharon los reflectores para poner sobre la mesa sus inminentes aspiraciones a la reelección. En el caso del actual mandatario, dijo que esperará a finales de año para tomar la decisión junto a su esposa, la primera dama, Jill Biden, y que cualquier respuesta la revelará hasta 2023. Incluso se burló de su posible competidor al recalcar que hará lo imposible para evitar que regrese a la Casa Blanca.
Al ser cuestionado sobre si ve más fuerte a Trump o a Ron DeSantis, gobernador de Florida que ganó la reelección este 8 de noviembre, evitó responder, pero admitió que será muy “divertida” la pelea entre éstos para ser el candidato, pues éstos ya traen disputas desde antes de la elección, hecho en el que el mandatario salió vencedor al arrebatar un bastión de mayoría latina a los demócratas, como el condado de Miami-Dade.
En tanto, en la evaluación del magnate, quien sigue en la mira del FBI y del comité investigador del asalto a la Casa Blanca por su posible declaración, recalcó que la próxima semana habrá “un gran anuncio”,. Y nuevamente expuso su rostro conspiracionista, favorable entre sus bases, y por la que algunos republicanos se preguntan si el exmandatario fue un factor de impulso o de rezago en algunas regiones, pues quienes obtuvieron su respaldo y alertaron de posibles fraudes ganaron sus contiendas en zonas como Georgia, Colorado y Pensilvania.
En esta elección también destaca que casi la tercera parte de los estados en disputa se quedaron en manos de mujeres, evidenciando la representación que éstas tienen en los espacios públicos, entre los que hay algunas reelecciones y que dos de ellas serán las primeras en encabezar esos estados, Arkansas y Massachusetts.
En Senado, decisión se retrasa 4 semanas
Los demócratas no pierden la esperanza de retener la mayoría en el Senado, pues aunque los superan por dos asientos 48-46, quedan pendientes cuatro entidades y en una de ellas la respuesta llegará hasta diciembre.
En Georgia no hubo ganador con una diferencia de menos de un punto porcentual, por lo que el demócrata Raphael Warnock y su rival Herschek Walker se medirán en una segunda vuelta el próximo 6 de diciembre.
Con ello se mantiene la incertidumbre sobre quién logrará el control, pero con varios escenarios en la mesa, pues quedan tres asientos, correspondientes a Alaska, Arizona y Nebraska.
Sin embargo, el primero de ellos no será para los aliados de Joe Biden, pues el jaloneo es entre dos republicanas, por lo que éste ya podría sumarse a los aliados de Donald Trump.
Le quedan tres opciones para sumar a su bancada, pero sólo aventaja en dos, en Arizona y Georgia. Ambas podrían ser para su bando y sumar 48, pues sus representantes llevan la batuta; no obstante, sólo la primera de éstas podría conocerse esta semana.
En tanto, sus rivales podrían sumar Nevada, pues tienen una superioridad de dos puntos porcentuales, pero las autoridades electorales confirmaron que aún reciben boletas por correo, por lo que podrían tardar unos días más.
Con ello, Georgia se alza como la decisiva que inclinará la balanza para uno u otro, pero dos independientes se podrían decantar por los demócrata, para un empate en el que el voto decisivo de la vicepresidenta Kamala Harris sería clave para un desempate.