El régimen chino resaltó que 2023 será el año de la recuperación económica y turística con la reapertura de fronteras, pese a las dudas de la comunidad mundial por su explosivo aumento de contagios de Covid-19.
A unos días de que se eliminen por completo las restricciones de viaje, especialistas de la Comisión Nacional de Salud (NHC, por sus siglas en inglés) insistieron que están preparados para una posible ola de infecciones, luego de que naciones como Estados Unidos, Canadá e Italia reanudaran la solicitud de pruebas negativas del virus a viajeros procedentes de la potencia.
Sin embargo, descartaron una nueva amenaza al sostener que, aunque de-saparece la política cero Covid, mantendrán abiertas las clínicas de fiebre para atender casos sospechosos del virus y así tener ciertos controles para contabilizar los casos, aunque éstos ya no se hagan públicos. Incluso admitieron que es posible que el incremento de enfermos ocurra en zonas rurales, luego de regularizar la situación en las grandes ciudades.
Al respecto, medios afines al régimen indicaron que los temores de Occidente se deben al riesgo de nuevas variantes, pero que éstas provienen de esos países, al detallar que se registró la importación de las subvariantes BQ.1 y XBB. Y un grupo de epidemiólogos informó que mantendrá la vigilancia sanitaria y que tan sólo en Shanghái, una de las zonas críticas por el nivel de población, ya detectaron hasta 30 linajes diferentes, pero insistieron que no hay mayor amenaza.
