Unas 50 mil personas, entre fieles, líderes de la Iglesia católica y jefes de Estado, se unieron al funeral del Papa emérito Benedicto XVI en una ceremonia oficiada por su sucesor el Papa Francisco, para cerrar los homenajes que se extendieron desde el pasado 2 de enero en la Basílica de San Pedro, según medios locales.
Ni el frío ni la intensa niebla evitó el arribo de miles de creyentes, quienes se hicieron presentes desde la madrugada para alcanzar un asiento en la Plaza de San Pedro, y luego de horas de espera recibieron con aplausos el féretro de Joseph Ratzinger al igual que obispos, sacerdotes y monjas, quienes ocuparon las primeras filas de la zona.
Con ligeros destellos que rebasaron la sencillez solicitada por quien renunció al máximo cargo católico en 2013, el Papa destacó a un “fiel amigo” en una homilía que se extendió por casi una hora para encomendar a “nuestro hermano en las manos del señor”.
Asimismo, durante la ceremonia resaltó que Benedicto reunió hasta su último día a miles de pastores en la Plaza que lideró hace una década demostrando que el pueblo se rindió ante él “con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que esparció a lo largo de los años”, pues seguirá como gran ejemplo para todos los asistentes, entre ellos el presidente de Italia, Sergio Matarella, la primera ministra, Giorgia Meloni, y su antecesor Mario Draghi, así como la reina emérita de España Sofía.
Reconoció la importancia que tuvo no sólo dentro de la Iglesia sino entre los fieles, por ello se acercó hasta el féretro de ciprés en el altar para despedirlo nuevamente, pues fue de los primeros en velarlo tras confirmarse el deceso. Y mientras los caballeros del Vaticano resguardaban los restos del originario de Alemania, Francisco le dedicó una última oración y bendición para despedir a quien le abrió el camino para convertirse en jerarca.
Y tras concluir la misa, fieles lanzaron gritos de “santo, santo” y “santidad ya”, replicando los cánticos del funeral de Juan Pablo II, quien años después fue canonizado. Otros sectores ondeaban banderas de su natal Alemania y unos más agitaban carteles en reconocimiento a quien falleció tras su retiro, mientras el cortejo fúnebre trasladó por última vez sus restos hasta su sepultura en las Grutas del Vaticano, en las que descansará junto a un breve documento en latín que resume la vida de quien murió el pasado 31 de diciembre.
FBPT