Pese a los deseos de hermandad e integración, un gobierno regional evidenció roces durante la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), mientras otros garantizaron sus lazos para crear acuerdos.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, reiteró sus críticas contra regímenes y gobiernos que violentan los derechos humanos al cuestionar que aliados dejen pasar las crisis que viven Nicaragua, Venezuela, Cuba y recientemente Perú, contrario a quienes buscan ayudar a estas naciones para sacarlos de los problemas de los que culpan a Estados Unidos.
Aunque el propósito era reforzar alianzas, el chileno dejó en claro que ello no impide hablar de los agravios de otros ante la represión que arrastra Perú desde hace semanas, al tiempo que renovó sus críticas contra sus homólogos Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, por la detención de rivales y elecciones a modo que prevalecen desde hace años, hecho en el que destaca que los dos primeros no asistieron al encuentro.
Sin embargo, otros gobiernos minimizaron las declaraciones de Boric y se sumaron a acciones que los beneficien en conjunto al insistir en aliarse para poner fin al bloque que enfrenta la isla por diferencias con el gobierno de Joe Biden, así como promover el diálogo entre el chavismo y sus opositores, quienes recientemente desconocieron al líder encargado Juan Guaidó. Y algunos mandatarios hasta les dieron la bienvenida a sus socios, pese a la postura de Boric.
Tras el trago amargo por estas diferencias, los mandatarios firmaron un documentos con hasta 100 puntos para “profundizar” sus alianzas en temas comunes y alianzas bilaterales.
En medio de estas críticas, Maduro insistió que no viajó a Argentina porque sabía que se preparaba una emboscada en su contra al advertir que no caería en provocaciones de adversarios, sin apuntar directamente a algún socio, pero que medios locales aludieron al anfitrión, Argentina, por recientes diferentes en temas comerciales.