En menos de 24 horas el régimen iraní sufrió un doble ataque al ver en llamas una fábrica de armas y después un supuesto convoy de la Guardia Revolucionaria Islámica, sin que se confirmara el origen de dichas agresiones ni un saldo de víctimas.
Los actos generaron múltiples es-peculaciones desde el primer incidente en Isfahan, pues de inmediato medios y líderes apuntaron como posibles responsables tanto en Occidente como en Medio Oriente, ante las diferencias que mantiene la región con Estados Unidos e Israel, respectivamente.
Debido al golpe con varios drones una refinería estalló casi a la medianoche de ayer, pues al menos uno de los aviones no tripulados dio en el blanco, mientras los otros dos fueron derribados, de acuerdo con la agencia IRNA; sin embargo, las autoridades no apuntaron a un posible responsable, pues aunque hubo acusaciones no se difundió una versión oficial y ninguno de los aludidos se atribuyó tales acciones, pues tanto el Departamento de Estado del primero como las Fuerzas de Defensa de Israel, que encara su propia crisis, se negaron a dar declaraciones sobre los hechos.
El silencio provocó mayor incertidumbre, avivando teorías a las que se sumaron medios internacionales y hasta gobiernos por la situación que mantuvo en alerta al régimen de Ebrahim Raisi, pues muchos enfatizaron que los patrones de dicho acto se relacionan más en la forma que opera Tel Aviv.
Y horas más tarde, mientras seguían las investigaciones para dar con los presuntos responsables se reportó un nuevo golpe, esta vez contra varias unidades que transportaban suministros en Abul Kamal, cerca de la frontera con Siria e Irak; pero de nueva cuenta abundó el silencio, aunque poco a poco surgieron algunas detalles que apuntan contra el régimen de Irak por dañar una caravana de camiones refrigerados o que transportaban milicianos, sin que el gobierno atacado diera un informe oficial.