La cifra de muertos por el poderoso terremoto que golpeó hace cinco días a Siria y Turquía ascendió a 22 mil 375, en tanto que hay al menos 80 mil 768 personas heridas, informaron los gobiernos de ambos países. No obstante, la agencia Reuters cifró en 23 mil 700 las víctimas mortales, también citando a autoridades locales.
En Turquía, al menos 18 mil 991 han muerto y otras 75 mil 523 resultaron heridas, según el último balance del presidente, Recep Tayyip Erdogan. Mientras que en Siria, se confirmaron al menos tres mil 384 fallecidos y cinco mil 245 heridos. Según Reuters, serían 20 mil 213 defunciones en Turquía, citando al ministro de Salud, y en Siria, más de tres mil 500.
Los rescatistas, incluidos equipos de docenas de países, trabajaron día y noche en las ruinas de miles de edificios destruidos para encontrar sobrevivientes enterrados. En temperaturas heladas, regularmente pedían silencio mientras escuchaban cualquier sonido de vida de los montículos de concreto destrozados.
Durante la madrugada, los servicios de emergencia continuaron rescatando a personas de debajo de los escombros cerca de 100 horas después de los sismos, una tarea cada vez más complicada, puesto que el tiempo estándar que un ser humano puede permanecer sin la ingesta de agua o comida en desastres como este es de 72 horas. Poco a poco se desvanecieron las esperanzas de que muchas más víctimas fueran encontradas con vida.
Aunque tenemos el equipo de búsqueda y rescate más grande del mundo en este momento, es una realidad que los esfuerzos de búsqueda no son tan rápidos como queríamosRecep Tayyip Erdogan<br>Presidente de Turquía
Los equipos de rescate salvaron a un bebé de 10 días y a su madre atrapados en las ruinas de un edificio en Turquía y sacaron a varias personas de otros sitios.
Con los ojos bien abiertos, el bebé Yagiz Ulas fue envuelto en una manta térmica y llevado a un hospital de campaña. Los trabajadores de emergencia también se llevaron a su madre, aturdida y pálida, pero consciente.
En Diyarbakir, Sebahat Varli, de 32 años, y su hijo Serhat, fueron rescatados y trasladados al hospital. Una madre y sus dos hijas fueron rescatadas de los escombros de un bloque de apartamentos en la ciudad de Kahramanmaras.
Crisis humanitaria. Cientos de miles de personas más se han quedado sin hogar y sin alimentos en las sombrías condiciones invernales y los líderes de ambos países se han enfrentado a preguntas sobre su respuesta.
El enfado crece en Turquía contra la respuesta del gobierno, juzgada insuficiente y tardía. El mismo presidente Recep Tayyip Erdogan, quien este viernes visitó la provincia de Adiyaman, reconoció “deficiencias” en la respuesta de su administración.
“Aunque tenemos el equipo de búsqueda y rescate más grande del mundo en este momento, es una realidad que los esfuerzos de búsqueda no son tan rápidos como queríamos”, dijo. También dijo que se habían producido saqueos de tiendas en algunas áreas.
“La gente que no murió por el terremoto ha sido abandonada a morir en el frío”, dijo Hakan Tanriverdi en la provincia de Adiyaman, una de las zonas más castigadas.
Muchas personas han establecido refugios en estacionamientos de supermercados, mezquitas, bordes de caminos o entre las ruinas. Los sobrevivientes a menudo están desesperados por comida, agua y calor.
Llegan apoyos a Siria, ya devastada por la guerra
Los primeros envíos de ayuda humanitaria de la ONU llegaron este viernes a Siria, pero las posibilidades de encontrar personas con vida se apagan una vez expirado el periodo de tres días que los expertos consideran crucial.
El tiempo transcurrido, sumado a las gélidas temperaturas de la región, convierten los rescates en algo cercano al milagro.
En una región ya castigada por la guerra civil en Siria y el desplazamiento de millones de personas, el terremoto de magnitud 7.8 sorprendió a muchos.
La presidenta del Comité Internacional de Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, se encuentra ya en Alepo. “Las comunidades que sufrieron años de fieros combates ahora se encuentra mutiladas por el terremoto”, tuiteó.
La guerra destruyó hospitales y continúan los problemas en el suministro de electricidad y agua, pero la ONU sólo puede enviar ayuda a las zonas rebeldes del noroeste a través del cruce de Bab al Hawa, en la frontera con Turquía.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió al Consejo de Seguridad que autorice la apertura de nuevos pasos de ayuda humanitaria entre ambos países.
El presidente sirio, Bashar al-Assad, hizo su primer viaje a las áreas afectadas, visitando un hospital en Alepo con su esposa Asma.
Su gobierno también aprobó entregas de ayuda humanitaria en el frente de la guerra civil de 12 años del país, medida que podría acelerar la ayuda.