El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reforzó la “inquebrantable” alianza con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, al visitar por primera vez Kiev a 362 días de la invasión rusa, lo que el local calificó como la visita más importante en la historia de esta relación bilateral.
Dos meses después de recibir al líder defensor en Washington, el demócrata respondió a ese gesto y en un operativo sorpresivo y de alto riesgo viajó a Ucrania a través de Polonia — donde hay fuerzas estadounidenses a diferencia de Kiev—, para ratificar nuevamente su total respaldo y garantizar como hasta ahora la labor ucraniana, pues ficho país “sigue de pie”.
Y llegó con las manos llenas al comprometer armamento adicional a los combatientes por 500 millones de dólares en reconocimiento a la resistencia de casi un año. Con ello blinda a la región ante una posible intensificación, pues recibirá sistemas defensivos HIMARS, misiles Javelin, municiones de artillería, radares de vigilancia aérea y sistemas de comunicación.
Este impulso se da después de que el gobierno estadounidense ofreciera sistemas Patriot y tanques Abrams al admitir al igual que aliados de Occidente la urgencia de reforzar a los soldados que luchan por la soberanía nacional y territorial, luego de que la Unión Europea (UE) llamó a no dejar de enviar equipo militar y municiones de cara a un triunfo para Zelenski y ya se coordina en la materia.
Biden resaltó el sacrificio ucraniano —civil y militar— al sostener que aún les esperan “semanas y años difíciles”, pero en su primer viaje a la zona bombardeada hizo hincapié en que el apoyo permanecerá en franco desafío a Vladimir Putin, en medio del cúmulo de ayuda de EU a las tropas de Zelenski que ya alcanza 30 mil millones de dólares. Agregó que el líder ruso “se equivocó” con la guerra, pues creyó que Ucrania sería débil y Occidente se dividiría, lo que no ocurrió, pues Kiev resiste y protege su democracia.
Ante las advertencias de Moscú de bloquear este viaje previsto originalmente a Varsovia, el Pentágono planeó cada detalle logístico para eliminar el peligro en lo que el asesor de seguridad, Jake Sullivan, resaltó “no tiene precedentes” y requirió alta participación del gobierno, pues Biden sabía de la importancia y el impacto que tendría en Kiev y en Moscú, lo que supera el nivel de seguridad de viajes de otros mandatarios a zonas en conflicto como Afganistán o Irak.
Así arribó ayer, vía terrestre, tras nueve horas de viaje desde la frontera de Polonia a Kiev al optar por tren en vez de avión, que lo exponía a posibles ataques con misiles, lo que recuerda que en su estancia fue testigo del resonar imparable de sirenas antiaéreas; mientras que a su vicepresidenta, Kamala Harris, se le solicitó, según medios de EU, regresar al país desde Alemania antes del fin de semana, pues el Pentágono ya tenía trazado el trayecto del jefe de Estado hasta la zona en guerra.
Finalmente, Biden se reunió con Zelenski en el palacio de Marinski y horas después de recorrer la Catedral de San Miguel retornó a Polonia, pero ahora en avión, no sin antes aplaudir el ejemplo de Ucrania, nación que dijo, en redes sociales, “nos recuerdan que la libertad no tiene precio. Y que merece la pena luchar”.
En tanto, la Casa Blanca rebajó la tensión con el Kremlin. Afirmó que avisó a éste de la visita para evitar nuevos choques, aunque tal hecho ocurrió de manera paralela a su salida de Polonia, mientras Putin alista su primer mensaje sobre el Estado de la nación. Medios rusos confirmaron que el mensaje será esta madrugada (tiempo de México), en donde Ucrania prevé que justifique los ataques, declare la toma de Bajmut, principal zona crítica por los combates, e incluso responda a la visita de EU.
Los nuevos bombardeos se concentran en el este, cerca de la zona fronteriza, lo que tiene en vilo a pobladores y militares en Járkov, Donbás y Zaporiyia, donde se contaron hasta una veintena de ataques aéreos y pronostican posibles incursiones enemigas terrestres, pero el Instituto para el Estudio de la Guerra dijo que, aunque hay más grupos rusos cerca, ese ejército carece de reservas para elevar drásticamente la ofensiva al igual que el grupo de mercenarios Wagner, pese a los temores de que China podría suministrar armamento letal a Rusia, pues su ministro de Exteriores, Wang Yi, visitará al Kremlin, pero no descartan un plan para dar una solución pacífica.
Con este empuje de EU, Zelenski resaltó que Rusia no tiene ninguna oportunidad de vencerlos al recalcar el fortalecimiento de lazo con Washington.
Agradeció en conferencia el equipamiento tras la inesperada visita y reiteró que todo apunta a que el 2023 será “el año de la victoria”. Más tarde indicó que habló con su homólogo de recibir equipo potente como armas de largo alcance.
Su mensaje fue respaldado por el principal opositor ruso, Alexei Navalny, quien aseveró que el único resultado de una guerra “ridícula” será la derrota militar para Rusia y dijo que Moscú debe reparar el daño causado. En tanto, el
Kremlin guardó silencio sobre esta visita, pero acusó a casi 700 miembros de seguridad rival de cometer crímenes de guerra, según la agencia rusa TASS.
