Con la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, bajo los reflectores, el país confirmó que los comicios presidenciales serán en siete meses.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) avaló que éstas se lleven a cabo el cuarto domingo de octubre (22) y, si fuera necesario —en caso de que ninguno de los candidatos logre 45 por ciento de la preferencia o más de 40 con una diferencia de 10 puntos— la segunda vuelta se celebre cuatro semanas después, el 19 de noviembre; hecho para que avalaron los respectivos debates, pues para la primera ronda habrá dos y uno más en caso de que se prolongue la decisión.
En dicho proceso también estarán en disputa la vicepresidencia, 24 lugares en el Senado, casi la mitad de escaños en la Cámara de Diputados y 43 asientos parlamentarios, así como gubernaturas y alcaldías, tras las primarias previstas para agosto próximo.
Por ello, los seguidores de la mandataria insisten que se postule, pese a la sentencia de seis años de prisión en su contra e inhabilitación por el mayor caso de corrupción en el país; sin embargo, ella sentenció desde diciembre pasado que no disputaría ningún puesto, debido al cerco de sus enemigos políticos, quienes aseguró quieren verla en la cárcel al declararla como “proscrita”.
El clamor de sus seguidores para que se presente aumenta cada día, pues el partido del presidente Alberto Fernández aún no decide a su candidato, ya que él ni siquiera se ha pronunciado sobre una eventual reelección, ante lo que medios y simpatizantes especulan que Fernández de Kirchner, víctima de un atentado el año pasado, tendría vía libre para buscar un tercer mandato.
En tanto, por la oposición varios alzaron la mano y no se descarta que el también exejecutivo Mauricio Macri vaya por otro periodo presidencial, pero ambos sectores tienen hasta septiembre, casi un mes antes de la cita, para registrar a los mejores perfiles con quienes buscarán aumentar su fuerza y arrebatar posiciones estratégicas a la disidencia.
