Ante las megaprotestas que congregaron a 600 mil en Israel, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, suspendió su reforma al admitir el riesgo de una escalada, acción que aplaudió el recién destituido ministro de Defensa, Yoav Gallant.
“Si hay una oportunidad de evitar una guerra civil a través del diálogo, me tomo un tiempo”, afirmó el ultraderechista al confirmar como lo demandaba la población un freno para negociar el tema judicial, con la intención de calmar a sus críticos, quienes acusan que busca controlar a la Corte y librar los casos de corrupción, por lo que ayer iniciaron una huelga que paralizó por horas la zona al cerrar calles, bancos, escuelas y centros comerciales.
amilia, el premier admitió un diálogo por el consenso para rebajar la ira exaltada, aunque ante el revés sus aliados negociaron la creación de una Guardia Nacional a cambio de ceder en esta ruta, según el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir. Y el líder se lanzó contra adversarios al recriminar a radicales de orquestar las protestas violentas y advirtió que no permitiría “una guerra civil”, tras reportes de amenazas contra el gobierno.
Pero evidenció que la reforma seguiría como ahora, pues alardeó que sólo es un aplazamiento no un triunfo rival, pues conserva la mayoría en el Parlamento para dar salida a la reforma que limita las acciones contra el Ejecutivo. No obstante, sondeos de medios locales exponen que ésta se tambalea, pues hasta 10 legisladores de extrema derecha no están convencidos de respaldarlo, lo que lo aleja de los votos necesarios y mostraría que el revés de Gallant sí tuvo un efecto dentro del gobierno ante la crisis política.
En tanto, Ben Gvir puntualizó que esta pausa se extendería un mes, pues se prevé que se retome al reanudar sesiones del Parlamento, a finales de abril, tema en el que opositores están al pendiente.
En tanto, sus adversarios políticos aprovecharon la furia en las calles para presionarlo al referir que el pueblo está “herido” por las recientes decisiones y podría responder de manera más masiva si el gobierno no responde en congruencia, pues reconocen que esta acción de Bibi podría ser sólo otra táctica dilatoria.
El anuncio de Netanyahu calmó un poco el rechazo multitudinario, pues el mayor sindicato israelí levantó la huelga, pero al cierre de esta edición seguían las marchas y choques con la Policía.
Pese a que le arrebataron un posible triunfo a Netanyahu los disidentes no se conforman y exigen el retiro total de la reforma y ayer reactivaron las quemas en repudio al plan que le dará mayor control y ante la negativa de vaciar las calles les lanzaron chorros de agua por segundo día consecutivo para dispersarlos.
En tanto, diarios locales resaltaron la intervención de otros países, pues Estados Unidos pugnó por negociar más al externar su preocupación por este estallido social y ayer, tras la decisión de Benjamin, aplaudió la apertura democrática.