Nueve días después de la fecha en que Donald Trump anticipó su inminente arresto, el exmandatario de Estados Unidos fue sorprendido por un gran jurado en Nueva York al confirmar que le imputarán cargos penales.
Con esta decisión, se convierte en el primer exjefe de Estado en EU en encarar delitos aún por revelar, pero medios locales adelantan que podrían ser de más de 30 por fraude en relación al soborno a la actriz porno Stormy Daniels para no afectar su imagen, pues pudo costarle la presidencia en 2016 si exponía una la relación extramarital que él ha negado, pero el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg, presentó evidencia de que el magnate pagó hasta 130 mil dólares para silenciarla, mismos que ocultó en registros contables al disfrazarlos como otros gastos.
Tras la euforia cuando llamó a sus simpatizantes a defenderlo, pues hubo protestas en NY y Florida, ayer el republicano aumentó la polarización, pues sin que se advirtiera la votación se filtró la acusación luego de que el panel escuchara a un último testigo, y éste de inmediato acusó otra escalada en la “persecución política” del oponente en su contra.
Ante lo inédito de una acusación contra un exinquilino de la Casa Blanca, canales de noticias y diarios del país volcaron la cobertura informativa sobre el caso contra quien busca retornar al gobierno, pues ya está montado en la campaña del 2024 en la que dice ser el rival a vencer.
En cuestión de minutos el republicano arremetió contra sus rivales, al apuntar directamente a “demócratas radicales”, pues aseveró que es inocente, pero éstos mantienen la cacería de brujas.
Y en un amplio comunicado elevó el tono al sostener que ahora usan el sistema de justicia como arma política para eliminarlo como principal competidor electoral, pues enfatizó que éstos llegaron a “lo impensable” al acusar a un hombre “completamente inocente” al venderse como la víctima, lo que anticipa el show mediático que se vivirá previo a su arresto o entrega pactada.
Trump ratificó que esta acción es una “evidente interferencia electoral”, pues arreció la “cacería”, misma que alegó no empezó al dejar la Casa Blanca sino mucho antes de asumir su mandato, pues insistió que los izquierdistas lo tienen en la mira desde 2016 y ahora intentan “destruir el movimiento MAGA (Make America Great Again)”.
El magnate advirtió que esta polémica será “contraproducente” para su sucesor, Joe Biden, y especialmente contra el fiscal Bragg a quien acusó de hacer el trabajo sucio de los demócratas, pues a ésos no les bastó con dos impeachment, que libró, y la redada “ilegal” del año pasado en su mansión de Mar-a-Lago, aunque no hizo alusión al decomiso de cientos de documentos clasificados que retenía, pese a las solicitudes del Departamento de Justicia y los Archivos Nacionales.
Algunos aliados lo respaldaron, pues sus abogados descalificaron la acusación al argumentar que no tiene base legal, mientras que republicanos tacharon el caso de ilegal y hasta de “ultraje”, como las declaraciones de quien fuera su número dos, Mike Pence, a CNN.
Mientras que sus hijos, replicando su ejemplo en redes sociales, se lanzaron contra el fiscal. El mayor, Donald Trump Jr., sostuvo que las “élites corruptas” ven a su padre como una amenaza y por eso proceden así, postura que respaldó su hermano Eric al tacharlo de un golpe político en año de campaña. Pero Ivanka, quien fue su asesora, guardó silencio.
En contraste, los demócratas le recordaron que nadie está por encima de la ley y la defensa de Daniels dijo que su clienta está aliviada de que ya terminó, pues se comprueba que fue silenciada por un mandatario, pues la censura inició en 2016, pero concluyó dos años después.
Con este escenario la mira está en cómo reaccionará Trump, pues líderes, medios y la población creen que usará el caso como show y trampolín electoral. Al respecto, el fiscal Bragg confirmó que ya está en contacto con los abogados para coordinar la fecha de su posible entrega.
Aunque de inicio se descartaba tal acción, medios adelantan que acudirá al Tribunal el próximo 3 de abril en el que impondrá sus condiciones al mostrar resistencia o no ante un posible arresto público, pues la cita será para leerle los cargos, que se harían públicos de inmediato, y ficharlo, pues le tomarán fotos y huellas dactilares, acorde con el sistema judicial, hecho por el que la Policía y autoridades de NY alistan un megaoperativo ante la presentación oficial de Trump —quien estará resguardado por el Servicio Secreto— y posibles disturbios, pues las vallas y despliegues previos no serán suficientes si se desatan protestas violentas como en el Capitolio.
No obstante, aún no se descarta que compita en 2024, pues según fuentes del gobierno y medios aún con las acusaciones y casos pendientes podrá competir.