Un día después de ser dado de alta, el Papa Francisco ofició la misa de Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro al reanudar sus actividades tras la bronquitis que lo mantuvo alejado del Vaticano.
Allí, ataviado con prendas rojas sobre su atuendo blanco, ante 60 mil feligreses agradeció nuevamente las oraciones por su salud luego de tres días en el Hospital Gemelli de Roma y resaltó que él al igual que miles de creyentes también necesita “que Jesús me acaricie”, al hablar de su condición a los 86 años de edad.
Por ello, quien en su hablar evidenció por momentos los estragos de la enfermedad respiratoria, llamó a los creyentes a no permitir tantos “cristos abandonados” en referencia a quienes sufren o son víctimas como niños no nacidos y los migrantes —sector por el que oró hace días tras enterarse de la tragedia en México—.
Comentó que la Semana Santa, una de las homilías más largas del calendario litúrgico, es una oportunidad para reflexionar sobre el sufrimiento y abandono que aqueja al mundo como lo que vivió Jesucristo, y bendijo las ramas de olivo —símbolos de paz— y palmas que los creyentes llevaron en recuerdo de la entrada de Jesús a Jerusalén.
Durante su mensaje en el que se le observó con bastón al subir una rampa frente a cardenales y fieles, sosteniéndose fuerte para levantarse de su asiento y con asistencia en los momentos en que tuvo que arrodillarse, el Pontífice dejó en claro su intento de reanudar todas sus actividades con normalidad tras recibir tratamiento antibiótico previo a la llamada Semana Mayor, pues además del discurso de 15 minutos por momentos se desvió de las lecturas al improvisar mensajes sobre la actualidad que enfrentan algunas naciones.
Sin embargo, fue el cardenal Leonardo Sandri quien realizó la eucaristía en el inicio de esta Semana Santa, ceremonias por las que miles se dieron cita en el Vaticano previo a los días santos y estar pendientes de la salud del obispo de Roma
Además, recalcó la importancia de atender y ayudar a quienes “gritan de dolor” o se sienten rechazados, pues hay muchas maneras de exclusión entre individuos y grupos, con pueblos que son explotados en el mundo, al tiempo que dijo que entre la soledad y la salud “también necesito que Jesús esté cerca de mi”.
Incluso, puso de ejemplo el caso de un hombre sin hogar quien falleció en una de las columnas de la Plaza de San Pedro seguramente en el olvido de sus familiares y contactos y recordó que una de las enseñanzas de Jesucristo es tener ojos y corazón para los abandonados.
Francisco I agregó que en los próximos días habría oraciones más intensas por el sufrimiento, al mencionar a las víctimas de la guerra, hecho por el que dedicó un mensaje especial a la Caravana de la Paz que partió de Italia y se dirige a Ucrania para llevar ayuda humanitaria a decenas de personas que enfrentar un conflicto que lleva más de un año.
Posteriormente, se retiró y a bordo del Papamóvil saludó incluso de mano y bendijo a quienes acudieron al inicio de la Semana Santa y porque estaban preocupados por el susto que el máximo jerarca católico le dio al mundo.