En la casa de los Hernández se comenzaron a guardar cascarones de huevos desde hace cerca de un mes para que en la semana del Domingo de Pascua, se pintaran de muchos colores y fueran rellenados con confeti. Es una actividad que cada Domingo de Pascua une a la familia alrededor de una tradición que, para el cristianismo, es la celebración más importante de todo el año.
Celebrar la resurrección de Cristo con huevos de Pascua se remonta a las antiguas culturas paganas que, además, celebraban no sólo la llegada de la primavera, sino también el concepto de vida y renacimiento, ahora asociado con la religión.
¿Cuál es el origen de los huevos de Pascua?
Las culturas paganas celebraban la llegada de la primavera y el renacer de una vida, teniendo a un huevo como símbolo. Lo veían, de acuerdo a historiadores, como un símbolo de la fertilidad, mientras que los antiguos persas y egipcios, los decoraban para sus celebraciones sobre la llegada de la primavera.
Muchos de estos rituales o tradiciones paganas fueron retomadas por el cristianismo, entre ellos la elaboración de estos huevos, misma que relacionaron con la resurrección de Cristo y la renovación de la vida. Medios como National Geographic refieren que los huevos de Pascua representan, ahora, el sepulcro vacío de Cristo después de su resurrección.
¿Por qué se decoran los huevos de Pascua?
Durante la Edad Media, esta tradición de pintar y decorar los huevos de Pascua se desarrolló en Europa; en países como Alemania o Austria, se comenzaron a regalar huevos de Pascua para amigos y familiares. Retomaron entonces la tradición de los persas y los egipcios de decorarlos con colores alusivos a la primavera, celebrando también su llegada.
A esto se relaciona también el conejo de Pascua, un símbolo popular de la primavera, el cual lleva los huevos como un simbolismo de la nueva vida. La Pascua, recordemos, marca el final de la Semana Santa, de la Cuaresma, ese periodo de ayuno, penitencia y reflexión que se inicia el Miércoles de Ceniza.