Un Tribunal ruso sentenció a 25 años de prisión al periodista y crítico ruso Vladimir Kara-Murza por “alta traición” por su clara postura contra la guerra, hecho que condenaron disidentes y gobiernos al denunciar un nivel más alto en la represión del Kremlin contra opositores.
En el día 418 de la invasión y a un año de su detención, la justicia rusa declaró culpable al “agente extranjero” por crear noticias falsas —delito creado un mes después de desatar la guerra— al denigrar al ejército y liderar la plataforma Rusia Abierta, que tachan de “indeseable”, pues a través de ella criticó la “operación militar” de Vladimir Putin al revelar que recurrió a métodos prohibidos.
Además, al opositor que sobrevivió a un envenenamiento la década pasada se le prohibió ejercer el periodismo por siete años, medida que entrará en vigor al salir de la colonia correccional en la que pagará su afrenta, y se fijó una multa de 400 mil rublos (unos cinco mil pesos).
Sin embargo, Kara-Murza, quien escuchó la sentencia más larga establecida desde que inició la guerra, se mantuvo firme y dijo que confía en que algún día Moscú sea libre y “la oscuridad se aclare”.
Incluso, el también corresponsal británico ironizó sobre la pena al mostrarse orgulloso, pues ese cuarto de siglo representa “el más alto puntaje” como opositor. Y agregó que a Rusia le incomoda lo que ha hecho como patriota, según declaraciones recogidas por Reuters, pues su castigo es del doble de la pena conjunta que cumple el mayor rival de Putin, Alexei Navalny.
Al respecto, su esposa Evgenia, quien acompañó al crítico de 41 años en el proceso, resaltó que la condena fue una “A+” por su coraje contra los actos rusos desde el 2022, pues incluso promovió nuevas restricciones contra el invasor.
Dicha postura fue respaldada por aliados de Kara-Murza, quienes tacharon de ilegal lo ocurrido y dijeron que no es más que otra artimaña contra disidentes en Rusia para intimidar a la prensa independiente y activistas que insisten en rechazar la invasión, pues ése será su destino.
Sin embargo, la defensa del periodista adelantó que apelará, aunque reconocen que un cambio en la decisión judicial es poco probable, pues en el caso Navalny no prosperaron esos recursos.
La noticia generó eco a nivel global, pues líderes y organizaciones condenaron la postura de Putin al acusar que es una clara persecución por externar sus opiniones contra el régimen; por ello, demandaron su inmediata liberación.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó de “golpe al Estado de derecho”, la pena de 25 años al afirmar que la decisión fue por asuntos políticos.
Y fue respaldada por Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI). La primera calificó de “flagrante” la decisión del Tribunal, mientras que la otra externó su rechazo al referir que tal “veredicto equipara erróneamente el activismo con ‘alta traición’”, acto que no ocurría desde la era de Josep Stalin, como lo declaró el propio acusado.
Además, otros gobiernos fijaron su postura contra el Kremlin al adelantar que pugnarán por su liberación como lo han hecho con Navalny.
El primer sector en repudiar el acto fue la Unión Europea, pues el jefe de Asuntos Exteriores del bloque de 27 países, Josep Borrell, recriminó la “escandalosa” decisión que expone que la estrategia es generar miedo no sólo entre ucranianos sino contra su propia población que alza la voz contra el conflicto armado.
Estados Unidos, Francia y Letonia condenaron la medida que incrementa la lista de presos políticos y criminaliza a activistas, hecho por el que la última nación vetó el ingreso de 10 rusos, presuntos cómplices de esa arbitrariedad.
No obstante, el Kremlin tachó esas declaraciones de “interferencia”, pues el disidente desafió las normas internas.
Por separado, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, se lanzó contra Occidente al acusar que dice promover la paz, pero en realidad la bloquea al resaltar las declaraciones de Brasil de que Washington es responsable del prolongamiento de la guerra; mientras que la vocera de Exteriores, María Zajárova, criticó el cinismo con que los atacan y luego los reprenden.
A la par del juicio, los ministros de Exteriores del G-7 prometieron castigos contra el invasor y más apoyo a los defensores, mientras que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) alista medida de seguridad en sus fronteras.
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