El canciller ruso, Serguéi Lavrov, aprovechó una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) para criticar las restricciones de Occidente en su contra, pero no obtuvo el eco deseado, pues le reprocharon el daño causado por la guerra en Ucrania.
El enviado de Vladimir Putin se pintó como víctima ante las delegaciones del grupo que lidera y advirtió que el mundo enfrenta “un umbral peligroso” por la necedad de potencias de imponer un nuevo orden mundial en sus tácticas multilaterales, una crítica directa hacia su rival Estados Unidos.
Incluso, en un mensaje de casi media hora acusó a Washington de condicionar a organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para imponer sanciones contra el régimen, pese a que asegura que busca la paz, pues insistió que son los aliados de Ucrania los que la bloquean.
Sin embargo, el secretario de la ONU, António Guterres, fue directo y después de saludarlo arremetió contra su país al sostener que éste ha causado una “devastación masiva” desde hace 14 meses.
De frente al representante del invasor sostuvo que el mundo busca una salida pacífica luego de que Moscú violó la carta de las Naciones Unidas y sigue destruyendo al pueblo ucraniano, territorio que alista un contraataque y reconstruye su infraestructura energética, de acuerdo con las Fuerzas Armadas.