Con ocho meses al frente de la corona británica Carlos III registra un balance positivo con un buen manejo interno y diplomático, ligeros cambios con los que ya impregna su sello a Gran Bretaña, pero con cierta continuidad a lo establecido por su madre la reina Isabel II.
A un día de la coronación oficial del expríncipe de Gales, los internacionalistas Norma Soto, Ana Luisa Trujillo y Daniel Muñoz resaltaron en entrevista con La Razón que, aunque lleva poco como líder británico, ha sabido dar paso a la transición al acercarse más a la sociedad y a las causas sociales y demostrar que la monarquía sigue vigente en la nación.
Reconocieron que enfrenta un reto difícil porque sigue a la sombra de su madre, quien falleció tras 70 años en el trono, y vive un contexto complejo ante la crisis económica mundial y la incertidumbre por la pandemia de Covid-19, pero ya dio los pasos para definir la ruta que seguirá como la reducción de lujos, la apertura de credos y su lucha por el Medio Ambiente.
Para Norma Soto el rey se ha manejado con decisiones específicas, pues es consciente de que no es tan querido como su madre o su hijo, el heredero Guillermo, y que la monarquía no es bien vista en todos los sectores, como en las generaciones más jóvenes que la tachan de obsoleta.
Aseveró que la prioridad del rey es demostrar que la corona sigue activa y se moderniza, aunque por su edad, 74 años, no alcanzará una transformación importante, pues el mayor giro se dará hasta que la corona pase a manos del príncipe de Gales, 30 años menor.
Al respecto, Trujillo apuntó que en este “reinado de transición” tiene ventajas como seguir las directrices de Isabel II para dar estabilidad de Gran Bretaña.
Y resaltó que al reducir el costo, número de invitados —de ocho mil que tuvo su madre a dos mil— y tiempo para la ceremonia en la Abadía de Westminster reivindica su imagen y se afianza como líder, pues estima que su primer año será el “termómetro” para evaluarlo, sobre qué se espera de él y que quieren los ingleses al definir su marca, pero que lleva buen paso, pues se esperan millones en calles de Londres.
Muñoz externó que debido a quién fue su antecesora se pide mucho más de Carlos que de otro monarca: “Llevar a buen puerto este barco”.
Abundó que GB perdió liderazgo y prestigio por el Brexit, pues la monarquía “fue el único residuo de estabilidad” tras la separación de la Unión Europea (UE) y Carlos muestra que está listo tras una preparación de prácticamente siete décadas para ser rey.
En ese proceso dijo que avanza como líder del siglo XXI, a quien le preocupan las exigencias de la sociedad, por ello adelgazó el número de trabajadores en la corona.
Los tres coincidieron en que su sello se marcará con temas visionarios en el respeto a la religión. La analista Trujillo precisó que ya evidenció que pueden convivir diferentes credos en GB como convergen múltiples culturas. Agregó que su gran reforma podría ser ésta, pues como líder de la Iglesia anglicana es consciente de que hay más, postura que no han tenido otros.
Por ello, Soto y Muñoz rescataron el acercamiento a temas de interés nacional como la fe que los une, el cuidado del Medio Ambiente y la lucha climática, lo que le ganará puntos entre los más jóvenes, sin afinidad con la monarquía, a la que ven como un lujo que debe pagar impuestos.
Pero insistieron que trata de imponer su estilo, un tema que le costará mucho debido al legado de su madre Isabel II, pero mantendrá similitudes y tradiciones, pues sabe que no cuenta con suficiente aceptación, pero intentar ganarse el respeto.
Alejado de escándalos
En este tiempo ha estado al margen de las polémicas, pues si bien hay familiares “incómodos”, no es el foco de escándalos y admite que salir en la prensa recalca su vigencia.
Los internacionalistas consultados comentaron que uno de sus objetivos es demostrar que sabe ser líder de una nación y de su familia, una que no es ejemplar, pero que se reivindica y se acerca más a quienes le suman como su hijo Guillermo y sus hermanos Ana y Eduardo.
No obstante, en estos asuntos destaca el distanciamiento con su hijo Enrique, quien asistirá solo pues su esposa Meghan Markle optó por quedarse en Estados Unidos a cuidar a sus hijos Archie y Lilibeth; otro separado es su hermano Andrés, quien estuvo a punto de ir a prisión.
Ana Luisa Trujillo dijo que Carlos III se muestra lo más natural posible al recalcar que él invitó a todos y dejó que éstos decidieran si participarían o no igual que algunos artistas que le dijeron no a la corona.
En tanto, Daniel Muñoz precisó que en el caso de Enrique y su pareja, el rey es mesurado al no centrarse en la ruptura, pese a que ellos la alimentan con declaraciones y biografías, como el caso del libro Spare (En la Sombra), en el que su hijo menor expuso que los integrantes de la familia real filtran información de otros a la prensa.
El analista agregó que Andrés no tendrá un papel importante el fin de semana ni durante el trono tras verse implicado en delitos como tráfico de personas y prostitución, lo que evidencia un papel transparente de este trono, aunque sabe que como rey seguirá en el ojo del huracán, al recordar que fue criticado por conductas intolerantes y déspotas, como el episodio de la pluma tras la muerte de Isabel.
Su esposa, un soporte
En esta fase una parte importante de su reinado es Camila Parker, la reina consorte, quien pese a que hace años era rechazada, hoy tiene mayor aceptación, pues la ven como un signo de estabilidad para el rey y la corona.
Daniel Muñoz recordó que después del escándalo de infidelidad, cuando Carlos estaba casado con Lady Di, ya se borró la marca de adulterio, pues llevan casi 20 años casados y 50 de relación. Añadió que ella goza de mayor popularidad en el país que en el exterior.
En tanto, Norma Soto y Ana Luisa Trujillo coincidieron en que Parker se sabe manejar en su nuevo papel. La primera comentó que “sabe que no la quieren, pero se maneja cautelosa, respetuosa y diplomática”, en torno a qué temas desmenuzar sin generar problemas, mientras que Trujillo puntualizó que ella le sienta bien al rey al no alterar su imagen con bajo perfil, en medio de tiempos difíciles y luego de una “historia de amor sufrida”.