Fuerzas rusas intensifican los bombardeos contra Ucrania en presunta represalia por las derrotas en Bajmut, pero sin la efectividad deseada, pues acumulan tropiezos con bajas, una retirada más amplia y nuevas restricciones de los aliados de Volodimir Zelenski.
Ante repliegues forzados en el “epicentro” de la guerra, los soldados de Vladimir Putin intentaron sorprender a los locales. Y ayer lanzaron decenas de misiles contra Kiev, Odesa y rutas hacia regiones en las que busca adentrarse al alardear que un día antes eliminó cinco equipos del defensor, entre ellos uno de los Patriot enviados por Estados Unidos.
Pero la información resultó inexacta, pues las Fuerzas Armadas de Kiev demostraron que su sistema defensivo, aún dañado, es capaz de responder a los ataques enemigos al interceptar 29 lanzamientos (X-101, X-555, TU-160 y TU-95) y derribar cuatro drones kamikaze y de reconocimiento, según información del Estado Mayor difundida por el diario The Kiev Independent.
Incluso, Washington —como fabricante— minimizó el golpe a las unidades antimisiles que poco antes repelieron disparos Kinzhal. Puntualizó que fueron “daños menores” que no afectan su operatividad y Ucrania recalcó que siguen dando la pelea gracias a los aliados, a los que nuevamente Zelenski pidió misiles adicionales, cazas de combate y entrenar a sus tropas sobre ese armamento.
Dichas acciones confirman un trabajo estratégico notable para expulsar a los ocupantes de Bajmut, zona que ven como el flanco débil de los rusos en la víspera de 450 días en guerra y que prevén reforzar en las próximas semanas, pues quedó demostrado que una preparación anticipada rinde frutos, pues las dos naciones en disputa confirmaron el repliegue de las tropas del Kremlin.
Además, las Fuerzas Armadas de Zelenski declararon que en este momento crítico siguen aventajando, pese a la superioridad numérica del enemigo. En dicho territorio se viven los combates más mortíferos, convirtiendo esa ciudad en un espacio irreconocible.
Y es que el defensor considera que en dicho punto consiguieron los pasos más significativos de los últimos seis meses, pues han logrado mover hasta dos kilómetros el frente de batalla al replegar a los invasores, lo que les da más tiempo para afinar la contraofensiva a casi 15 meses de que estalló el conflicto.
Asimismo, los militares ucranianos destacaron que ya tomaron el control en el suroeste de Bajmut y avanzaron a las afueras del territorio en Donbás.
Pero fuentes en Kiev admitieron que ante la incierta evolución de la guerra no pueden cantar victoria, pues las oleadas balísticas pueden ser una estrategia más del Kremlin para sacar a las tropas en riesgo. Esto sin demeritar lo logrado por los defensores, a quienes Zelenski agradeció por mostrar su capacidad desde el día uno para bloquear al régimen que asesina, captura y reprime a la población.
Ante ello, el líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, arremetió nuevamente contra la cúpula militar de Putin al acusar que al menos la mitad del terreno perdido cayó por culpa de ésta, al retroceder en la lucha y ahora exponer su organización, con lo que será imposible retener el control ganado.
Culpó directamente al Ministerio de Defensa de Moscú de desmoronar el frente de batalla ruso, pues no han sabido responder a la resistencia ucraniana y tras meses intensos en esta zona prefirieron replegarse y tomar posiciones ventajosas en comparación con los mercenarios de respaldo, pues aunque los criminales carecen de municiones los dejan a su suerte al quedar más cerca de las posiciones rivales.
Esta situación crítica para Rusia expone que el esperado contraataque los distrajo y ya no son la amenaza que eran hace meses, pues ayer en su embestida no derribaron infraestructura vital y sólo eliminaron a un presunto civil, cuando la apuesta era mayor.
En tanto, Kiev se sigue fortaleciendo, pues sus aliados intentan forzar a Putin a negociar una paz, bajo las condiciones que ya expuso Zelenski, y buscan alternativas para ahorcar económicamente al régimen invasor para frenar su “maquinaria de guerra”.
En el primero de tres días de reuniones de las potencias del G-7 —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón—, en Hiroshima, el Gobierno británico se adelantó a sus aliados al prohibir las exportaciones de diamantes rusos, valuadas en millones anuales, como sugirió EU cortando lazos con el invasor, como clama Zelenski.
El objetivo, según el primer ministro, Rishi Sunak, es “degradar el esfuerzo bélico” de Putin, por lo que no descartan restringir más mercancías como cobre y aluminio y urgen ampliar las sanciones contra 300 cómplices financieros, entre empresarios, firmas y países que suministran armas, así como aviones y barcos.
Además, ese Ministerio de Defensa también pidió no rebajar el riesgo al advertir que Moscú busca sabotear la infraestructura de Occidente.