Inundaciones y casi 17 mil evacuados provocó el colapso de la presa Nova Kajovka, una de las presas más importantes al sur de Ucrania, al ser clave en la contraofensiva de ese país, derrumbe que afectó también la central nuclear de Zaporiyia, que es la más importante de Europa.
Los acontecimientos se dan en medio de acusaciones mutuas entre Kiev y Moscú, pues mientras Volodimir Zelenski acusó al ejército ruso de volar la infraestructura, Vladimir Putin niega ser el responsable de los ataques militares a la obra.
El presidente ucraniano lo calificó como “el mayor desastre ambiental provocado por el hombre en décadas”. Además, dijo que su gobierno sabía desde el año pasado que Rusia había minado la presa, por lo que “puede llegar un momento en que ocurra una explosión”; otros funcionarios señalaron que Moscú hizo estallar la presa para obstaculizar la contraofensiva de Kiev.
La presa se ubica en la ciudad de Jerson, sobre el río Dnieper, muy cerca de las líneas del frente entre ambos países, por lo que también es punto de unión entre las zonas controladas por Kiev y el territorio ocupado por las tropas de Putin.
Tras el derrumbe de la presa se declaró el estado de emergencia en Nova Kajovka, se avizoran graves consecuencias medioambientales como sociales y económicas, pues, según fuentes de seguridad rusas citadas por medios locales, al menos 600 casas y negocios quedaron bajo el agua, además de la preocupación por la central nuclear, misma que está bajo observación.
De acuerdo con las autoridades de ambos países —que movilizaron trenes y autobuses para trasladar a los afectados a un lugar seguro—, alrededor de 25 mil personas viven en áreas con riesgo de inundación en zonas dominadas por Rusia, mientras que 17 mil habitan en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania, de acuerdo con la fiscal jefe adjunta de Ucrania, Viktoria Lytvynova.
Por su parte, el Ministerio de Energía de Ucrania dijo que existe el riesgo de inundaciones en las instalaciones de energía en la región de Jerson, donde alrededor de 12 mil consumidores ya se han quedado sin energía eléctrica y el suministro de agua también está en peligro.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, calificó al hecho como “otra consecuencia devastadora de la invasión rusa a Ucrania” e informó que al menos 16 mil personas ya han perdido sus hogares, por lo que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados.
Tras el derrumbe, tanto Ucrania como Rusia solicitaron reunión al Consejo de Seguridad de la ONU, la cual se llevó a cabo de manera extraordinaria en Nueva York. El embajador de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, sostuvo que las fuerzas armadas de Kiev son responsables de la destrucción de las instalaciones y lamentó que una parte de la comunidad internacional desatienda sus demandas y culpe automáticamente al Kremlin por los hechos.
El diplomático aseguró que el ejército ucraniano perpetró estas agresiones con el objetivo de reagrupar sus fuerzas y provocar una catástrofe humanitaria en la región de Jerson, en constante disputa entre ambos bandos desde que inició el conflicto en el 2022.
De acuerdo con Nebenzia, Rusia advirtió sobre posibles planes de las fuerzas ucranianas para atacar la presa y acusó que la ONU desatendió su advertencia.
“Hemos advertido a la comunidad internacional y a los líderes de la ONU sobre esta amenaza. A fines de octubre del 2022, circulamos un documento oficial del Consejo de Seguridad, una nota de la misión permanente sobre los planes del régimen de Kiev para destruir (la central hidroeléctrica) de Kajovka”, explicó.
El Kremlin calificó la destrucción parcial de la presa como un “ataque terrorista” e instó a la comunidad internacional a condenar las “acciones criminales de las autoridades ucranianas”.
“El régimen de Kiev ha cometido un crimen indecible haciendo explotar el embalse de la central hidroeléctrica de Kajovka y así la corriente del río Dnieper no se puede controlar y miles de personas necesitan ser evacuadas”, explicó.
Desde el gobierno ruso también sostienen que uno de los objetivos de las fuerzas militares de Zelenski al atacar Kajovka es privar de agua a Crimea. “El nivel del agua en el depósito baja y, en consecuencia, se reduce el suministro al canal. Se está reduciendo drásticamente, indicó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, afirmó que Washington se encuentra recopilando información sobre quién está detrás del ataque a la presa.
Asimismo, el primer ministro británico, Rishi Sunak, dijo que las agencias militares y de inteligencia del Reino Unido también investigan la explosión y que era demasiado pronto para emitir un juicio.