Estados Unidos busca dar vuelta a su tensa rivalidad con China al pasar a una relación de mayor cooperación en desafíos comunes, luego de choques diplomáticos por Taiwán, la guerra en Ucrania y sanciones por el tráfico de fentanilo.
Aunque el canciller chino y consejero estatal, Qin Gang, reconoció que su nexo no pasa por un buen momento al alcanzar su “punto más bajo”, el secretario de Estado visitante, Antony Blinken, consiguió ampliar las conversaciones con Beijing, uno de los objetivos de la gira que incluye una visita a Europa, luego del retraso provocado por la vigilancia ilegal en su territorio a inicios de año.
Sin una agenda definida, en medio de constantes roces con acusaciones mutuas en torno a sus choques por la visión de orden mundial, el vocero del Departamento de Estado de EU, Matthew Miller, resaltó la importancia de recuperar la comunicación con la potencia asiática.
Y confirmó, en un comunicado, que el enviado de Joe Biden pactó una visita recíproca de Beijing a Washington para tratar temas de interés y “reducir el riesgo de errores de percepción y de cálculo”.
Con este acercamiento en la Casa de Huéspedes de Diaoyutai, las potencias encaminan su relación a la estabilidad global y más intercambios comerciales y educativos, para ampliar los vuelos entre sí y dar la bienvenida a alumnos, académicos y empresarios del ramo.
Por ello, avanzan con pequeños, pero firmes pasos al adelantar un contacto permanente y continuo y restablecer canales de comunicación alejados de las tensiones, mismos que darían pie a un nuevo encuentro entre Biden y el presidente de China, Xi Jinping, a más de medio año de uno cara a cara.
Blinken, el primer funcionario de alto nivel que viaja a Beijing desde 2018, dijo que en el encuentro que se extendió por seis horas —según fuentes asiáticas— “sostuvo conversaciones sinceras y sustantivas” con su homólogo. A través de su cuenta de Twitter resumió que la visita permitió “gestionar de manera responsable la relación”, luego de un congelamiento, al dejar en claro que defenderá los intereses y valores nacionales.
Por separado, su contraparte el exembajador oriental calificó el encuentro como profundo, de acuerdo con diarios locales como Global Times, evidenciando el interés de dejar atrás la tensión a través de contacto de alto nivel y un grupo de trabajo conjunto “establece, predecible y constructivo”.
Sin embargo, no hubo una conferencia conjunta para mostrar una cara diferente a medios, a sólo unos días de que Gang advirtiera a Blinken en una charla telefónica que no aceptaría más faltas de respeto tras disputas geopolíticas e interferencias de EU.
Dicho reclamo recuerda roces entre ambas naciones por el supuesto suministro de armas de Asia a Rusia, pese a su neutralidad en la guerra, los desafíos al principio de “una sola China” y los cuestionados obstáculos para indagar el origen de la pandemia de Covid-19 por las teorías de que el virus se creó en un laboratorio chino, temas que Beijing insiste son usados políticamente en su contra.
Tras la reunión, el viceministro de Exteriores asiático, Hua Chunying, externó su confianza en que el proceso “ayude a que las relaciones entre China y Estados Unidos vuelvan a ser lo que acordaron en Bali”, en referencia a la reunión previa entre Biden y Jinping, lazo que fue sellado ayer por un intercambio de saludos fraternales ente Blinken y Gang, según las fotografías que ambas representaciones compartieron.
Pero se esperan que este lazo se amplíe en territorio chino, pues antes de partir a Europa Blinken dialogará con el principal diplomático chino, Wang Yi, y está pendiente un posible encuentro con el jefe de Estado, con lo que se afianzaría esta nueva fase de conversaciones.
A falta de la confirmación de esta última cita, el gran resultado son las coincidencias mostradas e interés por mantener abiertos los canales de comunicación; por ello abrieron la puerta a atender una serie de temas que preocupan a ambas regiones con un enfoque de “percepciones objetivas”, según Beijing.
De acuerdo con fuentes familiarizadas con el encuentro, unas de las prioridades que Washington planteó a la otra potencia fue un plan para unir esfuerzos contra el crimen en total coordinación con la Administración de Control de Drogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés).
Allí se habló de contener con medidas más efectivas la producción de sustancias ilegales y precursores químicos, sin detalles al cierre de esta edición.
Dicha propuesta fue planteada por la visita a sólo unas semanas de que EU sancionara a más de una decena de personas y empresas orientales relacionadas con la venta y fabricación de los ingredientes que adquieren cárteles mexicanos y posteriormente a Estados Unidos, causando miles de muertes al año.
Asimismo, se reveló que los representantes diplomáticos destaparon el interés de ampliar su cooperación y resolver inquietudes profundas, como disputas por actos de provocación como el apoyo de EU a la independencia de Taiwán y asuntos de seguridad nacional, pues globos espía sobrevolaron el territorio estadounidense en el pasado.