Tras las filtraciones en torno a la liberación de monseñor Rolando Álvarez se reveló que el sacerdote acusado de menoscabo a la soberanía nacional fue enviado de nuevo a la cárcel al rechazar el exilio forzado del régimen de Daniel Ortega.
Medios nicaragüenses como Confidencial y La Prensa adelantaron, según fuentes diplomáticas, que el obispo de Matagalpa fue liberado; pero dicha condición sólo duró unas horas, como anticipó el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, al llamar a no caer en presuntas especulaciones.
Desde temprana hora, se informó que el crítico del gobierno por respaldar las movilizaciones del 2018 en su contra fue liberado desde el pasado 3 de julio, plazo en el que estuvo bajo resguardo de la Conferencia Episcopal sin ser visto en público como parte de un acuerdo en el que participó un enviado del Vaticano.
Sin embargo, tras horas de intercambios, el sacerdote y líder de la diócesis de Estelí sentenciado a 26 años de prisión por atentar contra la soberanía centroamericana descartó los términos de la dictadura para recuperar la libertad.
Según fuentes diplomáticas y de la Iglesia católica en Managua, Álvarez sostuvo que no acatará el destierro frente a esta persecución, tal como aseguró desde febrero pasado cuando más de 200 opositores fueron excarcelados, despojados de su nacionalidad y enviados a Estados Unidos, mientras que el gobierno dijo que el acuerdo no prosperó.
Incluso, el portal Artículo 66 recalcó, según declaraciones de ligados al proceso, que el clérigo cercado en la Curia Episcopal en 2022 insistió que sólo aceptará la liberación si ésta es en Nicaragua.
Con ello, deja en claro su postura no sólo contra el régimen opresor sino en favor de la oposición, pues además de sacerdotes el sandinismo encerró por los mismos delitos a aspirantes presidenciales, líderes estudiantiles, activistas y periodistas. Aunque no descartan que, si el Papa Francisco lo convence, acepte abandonar el país, pues la activista en derechos humanos Blanca Jagger adelantó que Roma sería su destino.
Esta decisión, aunque polémica, fue celebrada por disidentes y representantes de la Iglesia al reconocer que éste es un gran “sacrificio” por la nación.
“La convicción de @DiocesisdeMat (cuenta de Twitter del obispo) se ha interpuesto ante la dictadura”, aplaudió el exaspirante al gobierno nicaragüense Juan Sebastián Chamorro tras ser desterrado por Ortega y su esposa, Rosario Murillo, al señalar que el “valiente” religioso busca generar un verdadero impacto en la nación, sin importar que tenga que pasar más de dos décadas en prisión.
Mientras que el obispo de Honduras, José Antonio Canales, dijo que “monseñor Rolando Álvarez no quiere salir de Nicaragua. Quiere ser libre, sin condiciones”, según una publicación en redes sociales.
Hecho que presuntamente ya conocía por adelantado el cardenal Brenes, pues refirió que no tenía comunicación aún con Álvarez pero todo “era pura especulación”, pues no había garantías, evidenciando que todo dependía de las exigencias del orteguista.
Previamente, líderes y activistas de la nación confiaron en la pronta liberación de quien fue detenido desde agosto del año pasado, luego de los múltiples reportes extraoficiales de la liberación que finalmente no se concretó, en medio de un cerco prolongado, como lo califica la oposición en Managua.
Además, destaca que la presunta liberación coincidió con el plazo impuesto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de excarcelar a Álvarez antes del 7 de julio, pues la semana pasada emitió un comunicado para exigir su retorno a la normalidad y garantizar medidas cautelares en su favor.
DAN