En medio de las crecientes represalias rusas contra Ucrania, el Servicio de Seguridad de la nación invadida (SBU) frenó un complot para asesinar al presidente Volodimir Zelenski, mientras la resistencia redobla labores defensivas por ataques en Járkov, Jerson, Donbás y Nikopol.
Previo a la visita del mandatario a Mikolaiv, una mujer generó alertas por presuntas actividades subversivas. Sin evidencia concreta, la Policía la siguió por días para determinar si era una amenaza real en medio de esta guerra y concluyó que la residente de Ochakov conspiró con la Federación Rusa para eliminar al homólogo de Vladimir Putin en un atentado masivo.
Su tarea, según un comunicado, era vigilar puntos estratégicos y determinar la ruta de Zelenski para que los enemigos delimitaran la zona para un ataque exitoso contra el jefe de Estado que comanda una resistencia que ha prevalecido más de 500 días, luego de varios intentos fallidos, según declaraciones del principal asesor ucraniano, Mijailo Podoliak, lo que apunta a nuevas represalias por los constantes ataques con drones en Moscú y el primer intento de matar a Zelenski sin apoyo del Grupo Wagner, el principal grupo armado del ocupante.
La intervención de la Inteligencia local fue clave para impedir el intento de magnicidio, pues la informante pretendía entregar un informe a los espías soviéticos cuando fue interceptada por Kiev el pasado 1 de agosto, aunque la noticia se hizo pública ayer; en tanto, siguen las investigaciones para dar con los presuntos cómplices, mientras Rusia guarda silencio, pues no desmintió su participación ni se atribuyó tal estrategia.
Con ello, Ucrania pone un alto a la amenaza rusa, pues se detalló que la sospechosa contaba con notas y mensajes sobre el despliegue de tropas locales y zonas vigiladas.
Acto que logró gracias al contacto con integrantes de las Fuerzas Armadas, pues trabajó como vendedora en una tienda militar, según evidencia que el SBU compartió en Telegram, labor que usó para actuar contra quien Moscú ve como el culpable del prolongamiento de este conflicto, al tiempo que Zelenski insiste en su proceso de paz para expulsar a los ocupantes y recuperar sus territorios.
Y prevén severas consecuencias para la traidora, como una pena de hasta 12 años en prisión por difundir información no autorizada sobre armas y suministros militares, así como movimientos de las Fuerzas Armadas, lo que serviría a los enemigos para elegir el punto para atacar a Zelenski sin ser visto.
Sin embargo, sigue la incógnita de cómo dieron con ella. Aunque se sospechó de traición no se detalló qué acciones la delataron. Y siguen sin revelar su identidad, pues el Gobierno compartió una fotografía del arresto, pero difuminó el rostro de quien tomó decenas de fotografías en su labor de vigilancia para que los soldados rusos conocieran la región que recorrería el mandatario ucraniano y ubicaran posibles rutas de escape.
Al respecto, Zelenski no cambia su estrategia, pues adelantó que sus fuerzas alcanzarán el nivel que necesita el Estado para enfrentar a un terrorista, a la espera de que Alemania y Estados Unidos confirmen la transferencia de más misiles. Sin mostrar temor ante la planeación enemiga, dijo que ante los sabotajes e intentos de ataque no puede hacer lo mismo que Putin y encerrarse en un búnker, al ratificar que vencerán al invasor, pues pagará por recurrir al terror.
Pues nuevamente atacó territorio anexado al lanzar dos misiles contra departamentos en Pokrovst, a 70 kilómetros de Donetsk. El nuevo golpe a la infraestructura civil dejó cinco muertos, entre ellos un rescatista, y más de 30 heridos al destruir un edificio de cinco niveles, según el Ministerio del Interior, escenas de horror que compartió Kiev al publicar en redes sociales videos del reciente golpe, mientras civiles se ayudan entre sí para y retiran escombros en busca de sobrevivientes.
Esas acciones elevan las alertas en Donbás, donde el Kremlin asegura que avanzó varios kilómetros, pero Kiev lo desmiente al sostener que los suyos contienen al rival, según un informe de la viceministra de Defensa, Hanna Maliar, y el comandante Valeri Zaluzhni adelantó que tomarán la iniciativa en breve.
Además, el líder ucraniano advirtió que el Kremlin se quedará sin su flota naval si persiste en atacar los puertos. En un discurso matutino, sostuvo que “si siguen disparando pueden quedarse sin buques al final de la guerra”, con lo que ratifica que sus fuerzas han atacado embarcaciones enemigas en el mar Negro ante la nueva amenaza humanitaria, al destruir toneladas de granos.
No obstante, Moscú ni se inmuta, pues mantiene sus objetivos al apuntar las armas contra zonas residenciales y contra la infraestructura.