A casi tres meses de que se levantara la emergencia por la pandemia de COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que sigue el rastro de la nueva variante de omicron EG.5 ante un alza de casos en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Aunque el organismo sanitario reportó que este nuevo linaje, detectado por primera vez en febrero del 2023, tiene un riesgo muy bajo, reconoció que en la última semana, del 17 al 23 de julio pasado, se detectó un “aumento notable” de contagios de hasta 17 por ciento, por lo que ya la consideran “variante de interés”.
Dicha incidencia es más del doble de la registrada en semanas previas que apenas rebasaba siete por ciento, según un informe que publicó la OMS este 9 de agosto, por lo que ya analizan secuencias provenientes de países como EU, Gran Bretaña, Corea del Sur, Japón, Canadá y Singapur, entre otros.
Pero abundó que no hay signos de alerta, de momento, pues las hospitalizaciones no alcanzan las registradas durante las peores oleadas por la pandemia de SARS-CoV-2; al respecto, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EU (CDC, por sus siglas en inglés) confirmó que dicha cepa, denominada como Eris, es la dominante en su territorio aparentemente por una “mutación levemente beneficiosa” en comparación con subvariantes de omicron, según medios locales.
No obstante, adelantó que contarán su evaluación en caso de que la situación cambie al insistir que ha mostrado mayor prevalencia que otras, aunque nada a nivel de crisis, pero que vigilan ampliamente al recordar que muchos países ya retiraron medidas sanitarias. Por ello, exhortó a los gobiernos a priorizar acciones para evitar nuevos riesgos como los vividos durante los peores años de la pandemia.
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