Todos los indicios del tiroteo en el que un “supremacista blanco” mató a tres personas de raza negra en Jacksonville, Florida, apuntan a una agresión racista, misma que el Departamento de Justicia y el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) investigan como crimen de odio, tras hallar tres manifiestos.
“Sus crímenes estaban motivados por querer disparar contra los negros”, aseveró el sheriff, TK Waters, en entrevista con ABC News un día después del atentado perpetrado por Ryan Christopher Palmeter, un joven de 21 años, quien presuntamente actuó solo y no tenía antecedentes ni nexo con extremistas.
Tras revelar su identidad, el mando policial recalcó que era claro que pretendía acabar con todas las vidas negras que podía. Y detalló que éste disparó varias ráfagas por más de 10 minutos antes de suicidarse de un tiro.
Además, se confirmó que usó al menos dos armas, un rifle semiautomático AR-15 —muy común en ataques masivos— y una pistola Glock. Éstas las adquirió legalmente entre cuatro y dos meses antes del ataque, lo que expone un nivel de premeditación y que no se analizó la historia del joven para vendérselas, pues tuvo una crisis en 2016, hecho por el que el presidente Joe Biden insiste en leyes para regularlas y no dejarlas en manos de personas de riesgo.
Sobre la planeación se reportó que el sospechoso cambió de blanco, pues antes de atacar le negaron el paso a la Universidad Edward Waters, históricamente negra, ubicada a 1.2 kilómetros de la escena del crimen. Por ello, abandonó el lugar luego de que un guardia lo bloqueó por rechazar identificarse.
De inmediato, el empleado alertó a las autoridades, pero en ese lapso el supremacista se cambió en su carro para colocarse una máscara y un chaleco antibalas para abrir fuego en un punto donde encontró personas negras, esto con un arma en la que pintó varias esvásticas.
Al respecto, Waters insistió que el agresor decía odiar a todos los negros e hizo coincidir su ataque con el aniversario de uno similar de hace cinco años.
De eso dejó evidencia en unos tres textos dirigidos presuntamente a la Policía, su familia y la prensa, y que su papá entregó, quien reveló que recibió una llamada antes de la tragedia, pero cuando avisó al 911 ya era tarde. En los textos que el sheriff tachó de “ideología repugnante” e insultos “de un loco”, Palmeter enfatizó su odio.
En medio del luto, el fiscal Merrick Garland adelantó que su equipo ya investiga el ataque, por el que externó sus condolencias a la comunidad sacudida por violencia y por el odio.
En esa tónica se pronunció Biden, quien condenó el acto supremacista y llamó a no normalizarlo. En un comunicado sostuvo “debemos negarnos a vivir en un país donde las familias negras que van a la tienda o estudiantes de color que van a la escuela viven con el temor de ser asesinados a tiros por el color de su piel”, pues recalcó que esta ideología no tiene cabida en EU.
En tanto, en la región, donde oraron por este acto, el reverendo Willie Barnes pidió a los ciudadanos no dejar que les gane la ira, de lo contrario estos ataques nunca se detendrán, mientras residentes admitieron que parte de estos crímenes encuentran su base en políticas que fomentan la discriminación, lo que se relaciona directamente con el gobierno de Ron DeSantis, quien suspendió su campaña política para regresar a Florida y externar su apoyo a la comunidad golpeada y hasta garantizó que se reforzará la seguridad del campus que libró del ataque.