El juicio civil contra el expresidente Donald Trump se convirtió en otra confrontación electoral cuando el magnate y abogados atacaron al juez Arthur Engoron y la fiscal de Nueva York, Letitia James, por la “farsa”. Y aunque trató de mostrarse desafiante, la prensa puntualizó que en la sala lució muy molesto.
Pese al riesgo, pues podrían forzarlo a dejar el control de la Torre Trump, el club de Mar-a-Lago y más propiedades, el favorito a la nominación republicana por la Casa Blanca insistió en su plan frontal al arremeter contra los supuestos responsables de esta “vergüenza” y la nueva “cacería de brujas” en su contra.
En el día 1 del proceso que estiman se prolongue a finales de año el aspirante republicano aprovechó las cámaras en el Tribunal para lanzarse contra sus oponentes y acusar otra “interferencia” del magistrado y la fiscal James, a quien ignoró al entrar a la sala a la que acudió voluntariamente con la consigna de reivindicar su reputación rumbo a la carrera del 2024, pero después la buscó en repetidas ocasiones con la mirada.
El magnate encendió la disputa contra Engoron al tacharlo de “desquiciado”, “deshonesto” y “corrupto”. Hecho por el que solicitó hasta la inhabilitación de éste en el juicio por supuesto “abuso de poder”, hecho que respaldaron dos de sus hijos y acusados por participar en el fraude, Donald Trump Jr. y Eric, al referir que el verdadero objetivo de esta imputación es destruir el “imperio” comercial de su padre y bloquearlo electoralmente.
Ante la prensa, el exmandatario insistió que es una víctima y por ello acudió a Manhattan en vez de seguir con sus múltiples ocupaciones para atestiguar esta afrenta y retar los cargos por supuestamente inflar el valor de sus bienes para obtener ventajas económicas en préstamos y exención de impuestos.
Incluso, en los pasillos del recinto se burló que, a diferencia de la Fiscalía, a los bancos les encantaron sus negocios, en especial las ganancias, al alardear que los estados financieros de la Organización Trump son “fenomenales”. Agregó que con tal de sustentar los delitos en su contra la Fiscalía alteró el valor de los inmuebles como Mar-a-Lago, pues aseveró que ésta vale muchas más veces de lo que sostienen, desacreditando los cargos.
Sin embargo, el fiscal del caso, Kevin Wallace, refutó sus declaraciones. Apuntó que el magnate, familiares y ejecutivos tergiversaron el patrimonio para sacar ventaja, que le retribuyó en hasta 100 millones de dólares y fue crucial en su actual fortuna, hecho por el que NY exige una indemnización de 250 millones de dólares, según la demanda de 2022.
Trump arremetió también en su cuenta de Truth Social al demostrar que nada lo aleja de su estrategia de confrontación.
Durante los descansos en la primera jornada, que contó con un testigo, Donald Bender, criticó el procedimiento al indicar que 80 por ciento de la información expuesta es “falsa” y que el juez lo odia a tal nivel que se negó a aceptar testimonios de expertos porque no los considera prueba, ante lo que el magnate respondió irónicamente que entonces “todos los juicios en la historia de EU deben descartarse y comenzar de nuevo”.
Más tarde dijo que el pueblo está de su lado y no tolerará más abusos, pues es claro que intentan perjudicarlo electoralmente y financieramente, pues el castigo sería una “pena de muerte corporativa”.
A la agitación se sumó su abogado, Christopher Kise, al lanzarse en el tribunal contra Engoron y replicar la frontalidad de su cliente. Sostuvo que el juez no es experto en temas contables para minimizar la evidencia y demostrará que no incurrieron en delitos sino en inversiones, pues así se manejan en los bienes raíces al calificar de “exitosa” la marca Trump, plan en el que aparecen como testigos tres de los hijos del magnate, incluyendo a Ivanka.
Aunque el republicano insistió en mostrarse tranquilo, pero desafiante por estos cargos, la prensa recalcó que al dar la espalda a las cámaras se mostró furioso y se le vio con los brazos cruzados al discutir en repetidas ocasiones con sus abogados y con el de sus hijos, Cliff Robert.
Confirman rompimiento
Como adelantó, el extremista Matt Gaetz presentó la moción para destituir a Kevin McCarthy como líder de la Cámara de Representantes, al evidenciar la crisis interna entre quienes apoyan a Trump y al dirigente en el recinto.
Tras meses de amenazar con tomar esa ruta y aunque admitió que podría fracasar, el de Florida dijo que cuenta con el respaldo para echarlo al acusar que negocia en secreto con la bancada rival para sacar el presupuesto al insistir que deben salir del pantano al que los arrastró.
Ante el pleno alardeó que este paso será más fácil que cuando lo nombraron líder, pero sólo tiene 48 horas para que el Congreso decida si lo destituye o no; de proceder habrá otra votación para elegir a un nuevo mando.
En respuesta, McCarthy se dijo listo para el enfrentamiento al publicar en su cuenta de X “adelante” en espera de una resolución que podría irritar más al ala radical que insiste en el cierre del Gobierno.