Ataque a Ucrania

Indagan ataque a periodista que cuestionó la guerra rusa

Fiscales de Francia investigan el presunto envenenamiento de la periodista rusa Marina Ovsyannikova

Marina Ovsyannikova (de pie) protesta contra la guerra, el año pasado. Foto: Especial

Fiscales de Francia investigan el presunto envenenamiento de la periodista rusa Marina Ovsyannikova, condenada por un Tribunal del Kremlin a ocho años y medio en prisión por rechazar en televisión en vivo la “operación militar” de Vladimir Putin.

Justo a un año de su exilio, luego de escapar de un arresto domiciliario junto a su hija, se reveló que la extrabajadora de Canal Uno se sintió mal al ingresar a su departamento, hecho que no llamó la atención hasta que se reportó que tuvo contacto con un polvo blanco.

De inmediato se levantaron las alertas ante la sospecha de un ataque o posible intoxicación deliberada contra la mujer acusada de difundir supuestamente información falsa y cuyo caso dio vuelta al mundo en las primeras semanas de la ofensiva rusa contra Ucrania.

Tras el reporte oficial, especialistas recolectaron evidencia al interior y en las inmediaciones del domicilio, del que no se reveló ubicación, para determinar si Marina ingirió o aspiró alguna sustancia tóxica que pone en riesgo su salud.

En tanto, se informó que sigue en evaluación médica para determinar a qué se debe su condición aunque no se expuso qué síntomas presentó, hecho que se vincula con su oposición al régimen de Vladimir Putin, de acuerdo con medios franceses como Le Monde, mientras allegados a la periodista apuntaron que poco a poco mejora su condición, pero no se sabe hasta cuando la darán de alta.

Al respecto, autoridades francesas se mantuvieron cautas y advirtieron a la prensa que aún no se puede corroborar si Ovsyannikova fue envenenada.

Pero disidentes y algunos medios críticos ya dirigen la mirada a Rusia, pues el veneno y sustancias extrañas son usadas comúnmente por los agentes del régimen dentro y fuera del territorio ruso para atacar a opositores y supuestos agentes extranjeros a los que incluso acusa de terroristas.

El ejemplo más claro es el principal opositor ruso y quien intentó enfrentar a Putin por la presidencia, pues fue envenenado en un vuelo, lo que obligó a aterrizar para hospitalizarlo; hecho que aprovechó Moscú para detenerlo.

Tras este ataque el activista fue detenido y cumple varias condenas en una prisión rusa por supuesto fraude y hasta fomentar el terrorismo, pese a que no se le permitió presentar evidencia para defenderse de las acusaciones.