Sin votación de por medio, pero ante la presión del ala dura republicana, Steve Scalise se retiró de la contienda para sustituir a Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en un proceso caótico que el recién destituido calificó como una “gran colina”.
Este nuevo caos conservador muestra que las fracturas internas persisten al extender la parálisis de la bancada a la Cámara baja que aún no puede operar tras la vacante de la semana pasada y el retraso de la sesión prevista para elegir al nuevo vocero.
Desde temprana hora la mayoría en el recinto reactivó las reuniones a puertas cerradas para controlar a sus facciones y no vulnerar el liderazgo del partido, pues se advertía que no alcanzarían una amplia mayoría, pese a los llamados de unidad, para ascender al congresista por Louisiana que lucha contra un cáncer de sangre, lo que dejó en vilo el nuevo intento de votación en el que requieren del apoyo de los demócratas.
Revés que se confirmó horas después. Pese a la confianza que mostró Steve Scalise de ganar más apoyo, luego de que sólo la mitad de su bancada lo quería como líder en el Capitolio, ese respaldo se diluyó cuando legisladores advirtieron que no votarían por él en el pleno y otro sector desafió la decisión interna al sostener que le darían su voto a Jim Jordan, quien perdió la nominación por 14 votos; mientras la oposición demócrata se mantiene firme en respaldar al líder de la minoría, Hackeem Jeffries.
Con ello, el republicano aliado de Donald Trump se hizo a un lado al declarar: “Acabo de compartir con mis colegas que retiraré mi nombre como candidato a presidente designado”, al reconocer que su partido no logró ponerse de acuerdo, pues no haría ceder a quienes le negaron su respaldo, según información expuesta por The Associated Press, al sugerir que en esta decisión se buscan intereses personales, sin apuntar a alguien en específico, pues los más extremistas se atrincheraron, presuntamente para que éste acceda a ciertas demandas que no se hicieron públicas.
El abandono sólo amplió la parálisis legislativa ante la falta de seriedad del ala radical que promovió la destitución de McCarthy la semana pasada y pretendía forzar el cierre del Gobierno sólo para hacer valer su liderazgo, pues ya están en campaña electoral para 2024 y quieren bloquear los planes del presidente Joe Biden, pues no hay garantías de que Jordan, el otro postulante, se convierta en el vocero de la Cámara baja.
Previo a la nueva ruptura, el desbancado Kevin McCarthy ironizó sobre los problemas al interior de su partido, al señalar que su colega iba cuesta arriba mientras veía cómo se desmoronaba el apoyo para retener el liderazgo de la Cámara baja que ganaron en las elecciones intermedias del año pasado.
Incluso, el exlíder sugirió que ayer no habría decisión, mucho antes de que Scalise se retirara de la contienda, pues reveló que “la conferencia en conjunto tiene que descubrir cuáles son sus problemas, resolverlos y elegir al nuevo líder”, al evidenciar choques que apuntan a los más extremistas del sector.
En tanto, ante la crisis ampliada, algunos compañeros acusaron a los ocho que votaron por destituir a quien le costó 15 rondas llegar al máximo cargo que ellos desataron este problema y deben buscar una salida pronto; postura que reforzaron los demócratas al insistir que la oposición debe romper con esta guerra interna que no sólo afecta a los republicanos sino al órgano en general con el freno que los acecha desde hace semanas, pues les quedan cada vez menos días para sacar adelante el presupuesto anual.