A seis días de la guerra entre Israel y Hamas, la población tomó medidas extremas para salvaguardarse, luego de que los terroristas irrumpieran en casas y mataran a civiles, por lo que habitaciones reforzadas en viviendas se convirtieron en su refugio.
Así le ocurrió al periodista mexicano judío Enrique Chmelnik. A sólo mes y medio de instalarse en Israel relató a
La Razón que el sorpresivo ataque tomó desprevenida a su familia igual que a la población de la región, al considerar que ante lo inesperado y sin precedentes ni los locales estaban preparados en pleno shabat —día sagrado de la semana en el judaísmo rabínico—.
En entrevista detalló que en los últimos días se ha resguardado varias veces en el refugio de su departamento en Modi’ín, que hasta la semana pasada era la habitación de su hija mayor. Ahí se mantiene por momentos junto con su esposa y sus tres hijos, de entre seis y 13 años de edad, con las sirenas que alertan un ataque y por el que sólo tienen un minuto y 20 segundos para resguardarse, pues se ubican a 60 kilómetros de Gaza.
Pero es posible que el encierro se extienda al revelar que “en los últimos días recibimos una alerta de que probablemente tengamos que permanecer hasta tres días dentro del refugio”, un espacio en el que sólo cabe una cama al ser la habitación más chica de la vivienda, pero ante la recomendación del Gobierno ya la acondicionan con sillas y provisiones como agua, comida, linternas y teléfonos, por si deben permanecer más tiempo.
Según los protocolos tienen poco más de un minuto para ingresar al búnker, cuatro veces más tiempo que quienes viven cerca de la Franja de Gaza, debido a la cercanía con la zona desde donde disparan los cohetes.
Ahí deben estar hasta 15 minutos para salir sólo si dejaron de sonar las sirenas, lo que incluso genera estrés.
Y recordó que el fin de semana pasado: “Nos metimos al refugio y permanecimos ahí aproximadamente unos 15 minutos”, durante un acto que siguieron por protocolo sin saber de la gravedad, pues comprendieron el peligro hasta escuchar que vecinos cerraban estas habitaciones de seguridad por el ruido de las puertas y ventanas reforzadas con acero.
Chmelnik agregó que por el shabat ese día no tenían ni teléfonos ni televisiones encendidos y fue hasta horas después que comprendieron lo que sucedía cuando revisaron sus celulares con múltiples llamadas perdidas de familiares y amigos alarmados preguntándoles cómo estaban, momento en el que también vieron videos de los ataques terroristas.
Sobre dichos espacios enfatizó que éstos son ante bombardeos no contra terroristas, al recordar el panorama cerca de Gaza, pues no tienen sistema de cierre para evitar que alguien los abra por fuera, pues quienes se ocultaron cerca de la frontera no creían que los extremistas irrumpirían en sus casas y los asesinarían a sangre fría.
Al ser cuestionado sobre si piensa regresar a México sostuvo: “No hemos querido abandonar”. Aclaró que ahora ése es su país, hecho que repetirían si la situación hubiera ocurrido en México, pues no dejarían su nación en un momento así, al tiempo en que externó su confianza en las acciones de Israel para evitar que estas agresiones se repitan en dos o tres años.
Con información de Karla Tejeda