Pedro Sánchez gana con alto costo en polarización

La amnistía rindió más frutos que las críticas y el presidente Pedro Sánchez fue reelegido para un segundo mandato con los 179 votos que anticipó tras pactar con Junts; sin embargo, ni la investidura detuvo la polarización, pues radicales protestaron por decimocuarta jornada consecutiva contra el perdón secesionista.

Pese a amagos de no asistir a la ceremonia, revertir su plan o votar en contra, el líder de la Moncloa salió airoso del Parlamento al superar por tres sufragios la mayoría absoluta que no logró el Partido Popular (PP) en septiembre pasado.

Y a casi cuatro meses de las elecciones adelantadas garantizó formar Gobierno gracias a la alianza de siete bancadas, acto en el que Junts se alzó como la llave para sellar la extensión de mandato a cambio de dejar sin efecto procesos y órdenes de captura contra más de 300 ligados al referéndum de 2017, lo que críticos ven como puerta abierta al intento de independizarse, pues PP y Vox estiman que éste sea el mayor error del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) por su “ambición patológica”, por la que pagará el pueblo.

En el segundo día de debate, en el que derechistas y aliados lo increparon, el izquierdista refrendó que la prioridad es la conciliación, pues velará por mantener a España unida, pese al rechazo que ganó por evitar los terceros comicios en menos de un año.

Ante la asamblea, resaltó que tras meses de incertidumbre ganó la legitimidad y la democracia sobre la oscuridad, pues el pueblo no quiere un retroceso, lo que le valió una ovación, en respuesta a detractores, quienes acusan ataques al Estado de derecho por dejar en el pasado actos ilegales e inconstitucionales del exlíder Carles Puigdemont y secesionistas.

Y enfatizó que la verdadera molestia no es la amnistía, sino que los conservadores aún no reconocen su derrota, pues fracasaron en dos ocasiones, luego de que la monarquía le concedió la oportunidad de lograr consenso.

Pero su rival del PP, Alberto Núñez Feijóo, asestó “esto (la amnistía) es una equivocación y tú eres el responsable”, al tiempo que estrechó su mano en contra del acuerdo independentista que calificó como “un cheque” para seguir en el poder, luego de que 171 congresistas rechazaron su investidura y el polémico pacto. Y le advirtió que ni el perdón lo salvará cuando el pueblo le cobre factura por sus actos, pues los independentistas le fallarán, lo que avecina otras elecciones.

Tema en el que Junts apuntó que este nuevo mandato depende de que cumpla los acuerdos alcanzados, evidenciando un arranque turbulento, a la espera de que mañana jure como nuevo líder al reunirse con el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela, pues la independentista Míriam Nogueras amagó con no apoyar ninguna iniciativa sin avances, al recordarle que por sí sólo no tiene los votos necesarios, lo que supone un revés a su aspiración.

Pese a los cruces, aliados y medios afines resaltaron que ayer arrasó al conseguir su mandato con el mayor apoyo en más de una década. Según la prensa local el respaldo de 179 de 350 legisladores es el mejor resultado desde la primera era de Mariano Rajoy, en 2011, cuando obtuvo 187 votos. Pero Sánchez también rebasó por 12 votos el resultado de su gestión anterior, cuando fue investido en una segunda votación; aunque su mejor apoyo ocurrió tras la moción de censura contra Rajoy.

En torno a la ceremonia oficial ante el rey, la casa real ibérica confirmó la cita para hoy a las 10:00 horas, luego de que la presidenta del Parlamento, Francina Armengol, se reunió con el monarca para notificarle que la asamblea le dio la confianza para retener las riendas de Madrid.

No obstante, los ánimos de confrontación y polarización no cesan. Cuatro mil disidentes, según datos del Gobierno, se manifestaron en la sede en la calle Ferraz, y previo a la votación un grupo de parlamentarios fue atacado con huevos lo que forzó una escolta especial, hecho que condenó el Congreso al ovacionar a Herminio Sancho tras el episodio crítico.

En torno a las protestas, se reportó que miles de radicales, algunos encapuchados, reactivaron los actos violentos al quemar banderas de España y del movimiento catalán en rechazo a Sánchez a quien tachan de “dictador” y contra quien dirigieron los principales reclamos.

Estos grupos también derribaron vallas y lanzaron bengalas, pintura y otros objetos a los policías, que resguardaban el recinto, y a la prensa, lo que desató nuevos choques, pues los uniformados respondieron para contenerlos, lo que dejó al menos 15 rebeldes detenidos y se espera que las movilizaciones continúen hoy cuando Sánchez acuda a la Zarzuela.

Pero tanto disidentes como medios informaron que también hubo movilizaciones pacíficas, pues opositores realizaron una protesta silenciosa al sentarse a un costado de la sede socialista, mientras que otros pasearon un ataúd para hacer alusión a la muerte de la democracia española, provocada por el mandatario.