Luego de acumular múltiples récords, 2023 cerró como el año más caluroso, tal como advertían expertos, lo que aumenta la urgencia de detener el calentamiento global.
Expertos del Servicio de Cambio Climático Copernicus (CCCS), de la Unión Europea, documentaron que el año pasado el planeta rebasó por 0.17 grados centígrados la cifra más alta registrada durante 2016, pero lo peor fue que rozó la temida alza de 1.5 grados, luego de un incremento de hasta 1.48 grados en comparación con la era preindustrial, debido a múltiples meses con nuevos topes, como en septiembre pasado, considerado el peor mes, aunque otros rompieron varias marcas previas.
Aunque, el equipo climático dijo que esta temperatura no significa que se superó el límite que se impuso desde 2015 en el Acuerdo de París, si refleja el riesgo que vive actualmente la Tierra, lo que anticipa más daños climáticos ante efectos catastróficos de incidentes que ya se han sufrido a nivel mundial como fuertes olas de calor, huracanes, inundaciones y hasta sequías, que amenazan incluso la alimentación.
Los recientes resultados evidencian que las tibias medidas para dejar los combustibles fósiles son insuficientes, como reclaman activistas, pues naciones e industrias siguen renuentes a frenar su dependencia a los combustibles fósiles, aunque en la COP27 se comprometieron a garantizar una transformación verde para reducir drásticamente la emisión de gases contaminantes.
Además, los expertos admitieron que es muy probable que se supere la marca de 1.5 grados en 2024, por primera vez en la historia, por lo que el director del CCCS, Carlo Buontempo, recalcó “necesitamos descarbonizar urgentemente nuestra economía y al mismo tiempo utilizar datos y conocimientos climáticos para preparados para el futuro”.
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FGR