El expresidente de Estados Unidos Donald Trump evadió al juez Arthur Engoron al dar un discurso en el caso civil por fraude fiscal, pese a la prohibición para encabezar el argumento de cierre.
Aunque se reportó que el magnate no aceptó las directrices, éste tomó la palabra y recalcó su inocencia al sostener en de una sala del tribunal de Nueva York que no hizo nada malo, pero sus detractores usan cualquier excusa para perseguirlo en la ruta presidencial.
Ante un magistrado escéptico de cómo se comportaría el favorito de la contienda republicana, el acusado de inflar el valor de sus propiedades aprovechó el escenario para ironizar que en vez de defenderse por hacer más ricos a bancos deberían premiarlo, al tiempo en que se lanzó contra la fiscal estatal, Letitia James, a quien acusa de emprender una cacería en su contra.
Y rechazó la medida que busca que el imperio de la Organización Trump, el mismo que delegó a sus hijos al asumir la Casa Blanca, pague una multa que supera los 300 mil dólares por el fraude que presuntamente se extendió por una década y asestó que jamás debió ser llevado a juicio, pues no cometió ningún delito, hecho que ante la prensa refutó la fiscal al declarar que una amplia investigación demostró que sí violó la ley.
Y su abogado Christopher Kise lo arropó frente a su familia al detallar que el caso es un arma contra su cliente al enfatizar que no hubo víctimas, pues ninguno de los bancos que le otorgó préstamos emprendió acciones legales en su contra.
Horas antes de la audiencia el juez Engoron fue víctima de una amenaza de bomba en su casa, en el condado de Nassau. Sin especificar si aún estaba en el domicilio se reportó que la policía y un equipo experto en explosivos acudió a la zona para descartar un riesgo contra el funcionario al que Trump acusó un día antes de tratar de “joderme”, evidenciando el fuerte choque que comenzó desde hace tres meses, cuando Engoron fue nombrado titular del caso.
