Nikki Haley, la única rival de Donald Trump por la nominación republicana, busca ganar apoyo al elevar las críticas contra el magnate por su conducta y de nuevo por su edad.
A la exgobernadora no la debilitan los llamados a sumarse al favorito que ganó las primeras dos citas (Iowa y New Hampshire), al contrario parece fortalecerse del estilo de éste, pues ayer se lanzó duramente contra el Comité Nacional Republicano y contra el Congreso.
Al ser cuestionada sobre la parcialidad en la contienda, recriminó al liderazgo de su partido por querer cerrar la contienda con sólo dos de 50 estados disputados. En entrevista con NBC News refirió que puede dar la pelea si gana Carolina del Sur, donde ya gobernó, y provocar el primer revés de su rival que apriete la lucha por los delegados para decidir quién enfrentará a Joe Biden en noviembre.
Y añadió que en esta puja de dos ni siquiera necesita el triunfo en la próxima cita sino mostrar músculo, pues en las últimas primarias superó las expectativas y de seguir así quienes no quieren a Trump comenzarían a verla como una verdadera competencia sin importar cuánto quieran los otros coronar al magnate.
Ahí, la exembajadora aprovechó los micrófonos para poner en duda la capacidad de los congresistas al calificar ese recinto como “el asilo de ancianos más privilegiado”. Asestó que en ambas Cámaras hacen falta pruebas de competencia mental para aquellos mayores de 75 años, umbral que superan su rival con 77 años y el actual líder demócrata, con 81.
Y en una postura frontal recordó que otro mandato de Trump sería crítico, al atizar que tan sólo en la campaña es probable que él muestre su nivel más “desquiciado” con políticas extremistas de MAGA —Make America Firdt Again—.
