Sin condiciones para rescatar a los 136 rehenes, Israel insistió en ampliar la ofensiva contra Hamas al poner la mira en Rafah, en la frontera con Egipto, lo que despertó el rechazo mundial por más tensiones y el riesgo de una crisis humanitaria aún mayor.
A días de criticar la propuesta islámica, el primer ministro Benjamín Netanyahu recalcó en entrevista con la cadena estadounidense ABC News que el plan militar es la clave para la “victoria” sobre el enemigo. Por ello, alista en cuestión de días la invasión de sus Fuerzas de Defensa (FDI) donde se refugian más de 1.3 millones de gazatíes, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a los que prometió reubicar.
Sostuvo que el despliegue para acabar con lo que queda de los batallones yihadistas contempla medidas de protección al minimizar las advertencias que comenzaron desde el fin de semana de más peligros para la mitad de los 2.3 millones de afectados en la Franja y más fallecidos luego de que la región rebasara los 28 mil.
Incluso, en una mayor confrontación asestó que aquellos que dicen “no” a su estrategia parece que quieren “que perdamos” o que los terroristas sigan atacando, mientras el enemigo mantiene ocultos en túneles a mujeres, niños, ancianos y soldados y acusó a ese Gobierno de incitar un exterminio masivo.
Asimismo, asestó que si la masacre de octubre pasado hubiera sido contra Estados Unidos la respuesta habría sido mucho peor y nadie pondría en entredicho a la potencia, en un intento de rebajar las críticas y generar más apoyo a su estrategia en la que, insistió, no sólo van por desmantelar a Hamas sino por retener el control de Gaza y Cisjordania, al menos por un tiempo en lo que la tensión disminuye y para impedir que dicha organización islámica se apodere de la zona.
Pero la duda principal sigue sobre el paradero de los secuestrados y la negociación para rescatarlos, hecho ante el que el premier evitó dar cifras sobre los fallecidos, que podrían ser 50, y aseveró que los sobrevivientes son suficientes para justificar esta escalada.
No obstante, aliados recriminaron la decisión al advertir que la crisis empeorará al forzar a civiles a huir, sector que admite que está cansado de escapar y ya no tiene opciones, pues lo que hay fuera de Rafah son escombros, de acuerdo con testimonios recabados por Reuters.
Con ello se estanca el proceso avanzado para intercambiar a víctimas con el rival que presiona por un alto el fuego permanente y detonará represalias de El Cairo, que anticipa “consecuencias nefastas”, según el Ministerio de Exteriores.
Tras acusar al vecino de bloquear desde el pasado 9 de febrero el ingreso de insumos, el mediador clave en las liberaciones de noviembre pasado sentenció que el ingreso de las tropas sepultará los Acuerdos de Camp David, tras cinco guerras entre las naciones, y elevará el choque regional.
Ante este pronóstico, el vecino instó a la comunidad global a evitar esta ofensiva de un Gobierno que insiste en un desplazamiento sistemático.
Y anticipó que tal acción lo único que dejará son “consecuencias nefastas” en lo político y lo social, pues prevé otra marea para cruzar hacia Egipto y escapar de los bombardeos en los que el ejército israelí ya destruyó kilómetros de infraestructura subterránea de Hamas, por lo que ya redobló la seguridad en los límites.
Por separado, EU se sumó a la postura egipcia en un tono más severo.
Para Joe Biden no hay un “plan creíble” y así se lo hizo saber al premier, pues en una llamada ayer le dijo que no apoyará tal ofensiva, ya que carece de medidas de seguridad y parece “excesiva”; mientras que el vocero del Departamento de Estado de EU, Vedant Patel, dijo que sin planificación obtendrán “un desastre”.
Y mejor recomendó mantener el diálogo para garantizar el retorno con vida de los rehenes, como piden sus familiares, pero ambos sectores fueron ignorados, pues Netanyahu no dio señales de rebajar la intensidad de los ataques.
Al respecto, las familias cerraron de nuevo las calles en el país al recriminar que para Netanyahu los rehenes ya no son una prioridad y está más enfocado en mostrar su poderío que en proteger a esas víctimas, incluso cuestionaron si habrá al final una desmilitarización sin una contraparte real.
Y otras naciones externaron su condena, como Francia, Alemania y la Unión Europea, pues no hay justificación.
Incluso, la decisión israelí despertó más repudio ente naciones árabes consideradas enemigas como Líbano e Irán. La primera, que ha sido atacada vía aérea por las provocaciones de Hezbolá, rechazó la apuesta militar al demandar una reunión del Consejo de Seguridad, mientras que Irán, régimen acusado de financiar a Hamas y otras milicias, fue más severo y llamó a la ONU a expulsar a esa nación.