Israel declaró persona non grata al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una muestra de que no permitirá ataques de países que respaldan a terroristas, mientras el mundo insiste en garantizar un alto el fuego para recuperar la paz en Medio Oriente.
La respuesta ante la comparación del Holocausto con la ofensiva de las Fuerzas de Defensa (FDI) a Hamas fue contundente y en la “reprimenda” al embajador sudamericano, Federico Mayer, Tel Aviv le notificó que su líder no es bienvenido.
El ministro de Exteriores, Israel Katz, llevó al diplomático al Museo del Holocausto, recinto que usó como escenario para advertir “no perdonaremos” tras la ofensa en la que el izquierdista minimizó uno de los peores ataques contra judíos al equipararlo con la respuesta contra el grupo islámico que masacró a un pueblo.
Tras mostrarle la firma de familiares que sobrevivieron a la persecución sistemática en la que Adolfo Hitler exterminó a seis millones, apuntó que Lula da Silva debe retractarse al sostener “dígale al presidente que es persona non grata”.
En respuesta Brasil llamó a consultas a ese diplomático al confirmar el retiro por tiempo indefinido de la nación a la que culpó de desatar un “genocidio” con más de 29 mil muertes en cuatro meses.
Pero la decisión israelí no generó el impacto deseado, pues Lula descartó disculparse. Incluso, según medios locales, su gabinete señaló que es Israel el que intenta escalar la crisis.
Y se prevé que el canciller brasileño, Mauro Vieira, se pronuncie al respecto hasta la próxima semana, según publicaciones de Metropoles y Folha de Sao Paulo, mientras que el mandatario fue respaldado por el exlíder de Bolivia Evo Morales, quien se solidarizó con él por su defensa del pueblo palestino.
Pero estas acciones amenazan con agravar la tensión entre regiones, pues Sudamérica acusó que los dichos de Lula en Etiopía fueron convertidos en un espectáculo, lo que recuerda que Israel ya chocó con otros gobiernos latinos, como Colombia.
Y la situación no abona al plan de un alto a la guerra que estalló el pasado 7 de octubre, pues Israel amagó con atacar Rafah poco después de que su ejército bombardeara Khan Younis y posiciones en Líbano.
Según el gabinete de guerra Tel Aviv impuso un plazo a Hamas para entregar a los 134 rehenes, de lo contrario las Fuerzas de Defensa extenderán su ofensiva contra presuntos escondites enemigos en la frontera con Egipto a partir del 10 de marzo, cuando inicia el Ramadán, mes sagrado para los musulmanes.
Ante ello, Estados Unidos busca evitar a toda costa los hechos que aumentarán el daño en Gaza y en países cercanos; por ello, el Gobierno de Joe Biden va por primera vez por un alto el fuego ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según Reuters la potencia consideró que “una ofensiva tan importante no debería llevarse a cabo” y sumar apoyo contra los planes bélicos de Benjamin Netanyahu; aunque el borrador no fue presentado, pero la Unión Europea camina por la misma ruta.
Además, siguen las negociaciones por otra tregua, mientras Israel redobló acciones contra las milicias de Hezbolá, grupo que advirtió que sus misiles pueden alcanzar cualquier territorio israelí.
