Al menos 112 palestinos murieron en un supuesto ataque que desató condenas y consternación mundial, pero Israel se desmarcó de la tragedia al acusar que ésta fue desatada por una turba violenta.
El ingreso del octavo convoy humanitario por el corredor Kerem Shalom se convirtió en una escena trágica en la guerra entre Israel y Hamas, cuando cientos de desplazados fueron baleados presuntamente por las tropas de Benjamin Netanyahu mientras esperaban por comida.
De inmediato la resistencia islámica exhibió la masacre que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, tachó de “horrible”. Y la Autoridad Palestina, controlada por los terroristas, denunció un saldo de 100 fallecidos y hasta 760 heridos, aunque después rebajó la cifra a 280, al cierre de esta edición, pero que medios israelíes no pudieron corroborar el mismo día en que la zona devastada rebasó los 30 mil decesos desde octubre pasado.
El incidente levantó alertas cuando aliados y organismos condenaron los actos. El líder de las Naciones Unidas (ONU) se declaró “consternado” ante el tiroteo en pleno reparto de comida, al enfatizar que la zona vive una hambruna, mientras que el alto comisionado de los Derechos Humanos, Volker Turk, dijo que ambos bandos cometen crímenes de guerra.
En tanto, mediadores como Estados Unidos, Qatar y Egipto recriminaron el nivel de violencia que podría sepultar el intento de tregua para liberar a 134 rehenes; el presidente de EU, Joe Biden, dijo que ello complica el cese el fuego que estimaba para la próxima semana, mientras otras naciones y la Unión Europea llamaron a evitar el derramamiento de sangre y “horror”, mismo que saturó hospitales como Al Awda al atender a 150 víctimas.
Dicho escenario fue aprovechado por la organización terrorista para señalar a Israel como el único culpable de crímenes de civiles en la Franja.
Pero Israel respondió por sus Fuerzas de Defensa (FDI) al sostener, con evidencia en video, que fue una turba la que desató el incidente al saquear insumos que ingresaban a la región por cuarto día consecutivo, acto en el que se pusieron en riesgo, a los soldados y a los contratistas.
El vocero del ejército, Daniel Hagari, precisó que la situación se desbordó cuando la multitud “emboscó” el convoy de 38 autobuses, pues en menos de 10 minutos decenas de personas se colgaron de éstos, lo que asustó a los choferes; de inmediato, su ejército intentó dispersar a la multitud.
No obstante, las unidades continuaron su camino lo que se combinó con empujones y pisotones y al final decenas fueron arrollados por el convoy. Hagari aclaró que los disparos fueron al aire o contra agresores que se lanzaron hacia el puesto de control regional, lo que dejó al menos 10 muertos.
Asimismo, remarcó que Israel sigue comprometido en mantener el flujo de esta ayuda al expandir el plan humanitario y que la afrenta es contra Hamas y no contra Gaza, territorio usado por yihadistas para esconderse y hace de civiles escudos humanos.