Pese a las críticas y presión de aliados para sellar la tregua y detener su operación en Gaza, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sostuvo que ningún aliado lo hará cambiar el rumbo.
A más de cinco meses de la masacre de Hamas, sentenció que dar ese paso sería perder la guerra, pues sus Fuerzas de Defensa (FDI) aún no logran los objetivos, en referencia a la victoria total sobre los terroristas que aún tiene a 134 rehenes.
Por lo que advirtió ante su gabinete “no debemos ceder”, al admitir que en las últimas semanas aumentaron las críticas, según declaraciones publicadas por medios israelíes. Y hasta minimizó los cuestionamientos de potencias y mediadores, luego de que el principal líder demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, lo exhortara a convocar a elecciones y permitir un cambio.
Pues asestó que desde la masacre de octubre mantienen una batalla en lo militar y en lo político, pues intentan interferir en su estrategia al insistir que ceder garantizaría el retorno de las víctimas, como exigen las familias.
Pero el premier abundó que no aceptará chantajes. Incluso, adelantó que la operación terrestre sigue en marcha y están cerca de llegar a Rafah, en la frontera con Egipto, pese al rechazo de decenas de Gobiernos. Y apuntó que la zona sur de la Franja es el siguiente objetivo, pues ve en dicho territorio la clave para acabar con batallones enemigos que resisten.
Y es que se presume que decenas de enemigos siguen ocultos en su gran red subterránea, donde tienen retenidos a los rehenes, mientras persisten las dudas sobre la muerte del un alto mando, pues el ejército de Netanyahu reveló que el número tres del grupo yihadista, Marwan Issa, fue eliminado en una reciente operación aérea, pero el enemigo no lo ha confirmado, y se presume que su cadáver está escondido en sus túneles que se extienden por todo Gaza.
