El atentado terrorista en Moscú, por el que van 137 muertos encendió el escenario mundial por un doble riesgo: la escalada entre Rusia y Ucrania y que el Estado Islámico replique esos actos en Europa, que albergará los Juegos Olímpicos.
Tras confirmar también 182 heridos, de los que 140 siguen internados, el Kremlin insistió en su plan de tomar venganza en medio del luto por el que el presidente Vladimir Putin prendió veladoras en honor a las víctimas del Crocus City Hall.
La declaración apunta más a Kiev, territorio invadido, que al Estado Islámico (EI o ISIS, por sus siglas en inglés), grupo yihadista que reivindicó la agresión del pasado 22 de marzo. Y es que Moscú no reconoció su autoría, pese a que ese rival alardeó “fuimos nosotros” en nombre de Alá y compartió videos de cuando disparan y acuchillan a asistentes del inmueble, según la agencia Amaq.
El régimen sugirió que Kiev fue parte del ataque con la única prueba de que los perpetradores pretendían huir a su frontera, a más de 500 kilómetros de distancia, según información de los medios rusos TASS y Ria Novosti. En reacción, sus fuerzas arreciaron los bombardeos a instalaciones energéticas, lo que dejó 200 mil hogares sin luz en Járkov. Y su homólogo, Volodimir Zelenski, le plantó cara al advertir que responderá al rechazar un nexo con el crimen por el que Rusia está de luto y sus ciudadanos siguen buscando a sus familiares entre las víctimas.
Sin atajar los señalamientos, el invasor dejó en claro que los responsables pagarán y ayer envió a prisión preventiva a cuatro de los 11 detenidos, según el Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Se trata del presunto líder Dalerjon Mirzoev y sus cómplices Saidakrami Rachabalizoda, Muhammadsobir Fayzov y Shamsidin Fariduni, originarios de Tayikistán y quienes, según Moscú, confesaron ser los perpetradores.
Éstos fueron llevados a audiencia después de ser interrogados, lo que dejó en evidencia actos de tortura, por moretones, cortadas y lucir hinchados de la cara.
El caso más llamativo fue el de Rachabalizoda, por un vendaje en la oreja derecha, luego de que se la cortaran y se la metieran a la boca, según un video filtrado. Pero no fue la única prueba, pues a Fariduni le dieron descargas eléctricas. En una foto se le ve tirado en el suelo con los pantalones abajo y cables que conectaban aparentemente a su ingle y genitales.
Tras las confesiones, el Tribunal de Basmanny decretó su encierro hasta mayo, pero van por la pena máxima y no se reveló si cuentan con abogados ni el paradero de los otros aprehendidos.
En tanto, Ucrania denunció que el rival insiste en destruirlos. En un discurso, Zelenski exhibió que en la última semana el rival le lanzó más de mil ataques con drones Shahed (140), misiles (190) y bombas guiadas (700) y remarcó: “No ha habido una sola semana en la que Rusia se abstuviera del terrorismo”.
Acto que usó para instar a aliados a no detener la ayuda ante la amenaza mundial que ayer puso en alerta a Polonia. Ese Ministerio de Defensa indicó que un misil ruso dirigido a Leópolis traspasó la madrugada de ayer su espacio aéreo por 39 segundos, por lo que junto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) envió cazas F-15, sin mayor riesgo, pero no descartan que Moscú extienda su ofensiva contra esa alianza.
Por ello, Varsovia exigió una explicación, la cual no llegó, pero hizo que más países recalcaran su respaldo a Zelenski ante el agresor al enviar más ayuda, como España y Canadá, mientras que Estados Unidos negó cualquier implicación de Kiev en el atentado, pues la vicepresidenta, Kamala Harris, sostuvo que no hay evidencia, pese a las acusaciones rusas.
En tanto, el Kremlin dijo que hubo más aviones fuera de territorio, al relatar que su flota aérea replegó con un caza MiG-31 bombarderos estadounidenses que intentaron cruzar su espacio cerca del mar Barents, pero Washington rebajó el riesgo al precisar que sus unidades B-1B se dirigían a España, según el Pentágono.
En este escenario, las advertencias también se enfocan en ISIS. Francia, miembro de la OTAN y de la Unión Europea (UE), elevó la alerta terrorista al máximo al prepararse para recibir a delegaciones deportivas para los Juegos Olímpicos.
El primer ministro, Gabriel Attal, confirmó que ésta se elevó al tercer nivel en respuesta a la reivindicación yihadista, lo que recuerda que París fue víctima del EI en 2015 cuando seguidores de Alá mataron a 130 personas en la sala de Batlaclan, cifra menor en comparación con las víctimas letales que contabiliza Moscú.