“En la universidad tengo miedo”

Estas son las tácticas con las que China vigila a sus estudiantes en el extranjero

Ni salir de China evita la represión, intimidación y amenazas del régimen, reveló un informe de Amnistía Internacional (AI)

Estas son las tácticas con las que China vigila a sus estudiantes en el extranjero. Foto tomada de X: @amnistia

Ni salir de China evita la represión, intimidación y amenazas del régimen, reveló un informe de Amnistía Internacional (AI), al exponer que los estudiantes en el extranjero son silenciados incluso al otro lado del mundo.

En el informe “En la universidad tengo miedo”, el organismo internacional documentó las tácticas represivas a las que recurre ese gobierno para supuestamente proteger su reputación ante el temor de que jóvenes en el extranjero de rebelen al criticar abiertamente a la nación o unirse a protestas en su contra.

Alumnos que optaron por carreras en países como Alemania, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, entre otros, relataron que han sido seguidos y fotografiados presuntamente por agentes del régimen, lo que los obligó a replantearse si podían seguir estudiando en el extranjero y hasta tenían miedo de volver, por lo que incluso evaluaron solicitar asilo políticos.

Dicha vigilancia extrema sin importar que estén a miles de kilómetros desató problemas de salud mental, pues AI identificó casos de estrés, trauma, paranoia y depresión, entre los que incluso algunos estudiantes requirieron atención médica.

Castigos a quienes siguen en China

Lo peor es que quienes eran castigados por estos actos disidentes contra China y Hong Kong eran sus parientes.

Según testimonios anónimos, familiares residentes en China eran contactados por autoridades de Beijing si éstos asistían a protestas o publicaban mensaje anti-régimen en una clara advertencia sobre las consecuencias de su disidencia fuera de las fronteras chinas, esto pese a que preferían usar redes sociales como Facebook, Instagram o X, pues sabían que WeChat no era segura.

Ante esta vigilancia, muchos dejaron de usar esas plataformas y hasta cortaron contacto con sus familias, pues quienes seguían en China sufrían las medidas represivas que iban más allá del hostigamiento y amenazas, pues eran víctimas de despidos, bloqueos en ascensos o jubilaciones, revocación de pasaportes y hasta actos contra su libertad.

Vigilancia del otro lado del planeta

Tras detectar este nivel de represión, la directora de Amnistía para China, Sarah Brooks, exhibió que este “impacto transnacional supone una grave amenaza para el libre intercambio de ideas”, pues con dichas acciones el régimen evidencia que, sin importar que estén en extremos del planeta, “podemos llegar hasta a ti”, un fuerte mensaje en su intento de controlar a sus críticos.

Por ello, exhortó a China a poner fin las tácticas sistemáticas destinadas a acotar a la disidencia y llamó a las universidades del mundo a tomar medidas concretar para proteger a su alumnado de este tipo de vigilancia; sin embargo, Amnistía Internacional reconoció que dichos planteles “carecen de los recursos necesarios para hacerles frente”, lo que vulnera la libertad de expresión y de reunión pacífica de estudiantes extranjeros.

JVR

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