Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, quien sufrió un intento de asesinato asumió el más reciente gobierno en octubre pasado, pero ya lo encabezó tres veces antes.
Se ha caracterizado por su tendencia populista, prorrusa y hasta antimigrante, lo que le valió comparaciones con su homólogo húngaro, Viktor Orbán.
Y destaca que la postura del abogado de profesión en favor del régimen invasor al rechazar la ayuda militar a Ucrania resaltó ante este atentado, aunque hasta el momento no hay informes sobre el móvil del agresor de 71 años, pero se reportó que estaría ligado a un tema político, lo que recuerda que para asumir su más reciente mandato se alió con el partido socialdemócrata La Voz y la fuerza ultraderechista Partido Nacional Eslovaco.
Fico comenzó su carrera política al sumarse a agrupaciones de izquierda en la década de los 80 hasta que años después fundó su propia formación, que llamó Smer.
Sus mandatos previos fueron 2006-10, 2012-16 y 2016-18 y ese último no lo concluyó debido a un escándalo que lo obligó a renunciar luego de que el periodista Jan Kuciak, quien investigaba presuntos nexos de su gestión con el crimen organizado, fue asesinado.
Finalmente, Fico buscó se retorno bajo un discurso de tendencia nacionalista, al pronunciarse en plena guerra contra Ucrania y contra la migración, un problema que afecta cada vez más a naciones europeas como alternativa para procedentes de África y Asia.
Y en este cuarto mandato destaca que su acto más relevante fue desaparecer la Fiscalía Anticorrupción, que tenía en la mira a su partido y aliados.
Ello lo asemeja a los planes de Moscú, pues supone una dura represión contra activistas y organizaciones que documentaban supuestos casos de corrupción, pero no es el único acto por el que se le ha vinculado más al régimen, pues actualmente en Eslovaquia se discute una reforma para obligar a las organizaciones no gubernamentales a informar si reciben financiación extranjera. Ambos casos apuntan a lo que el régimen de Putin hizo contra el líder opositor Alexei Navalni, quien después de años de persecución y encierro murió en una prisión en el ártico a inicios de año, aunque se sospecha que fue víctima de un crimen.
A ello se suma que en la postura anti-Ucrania de Robert Fico puso fin al financiamiento militar a dicho aliado al dejar de enviarle armas poco antes de que se cumplieran dos años de la guerra y ha planteado que la única vía para acabar con la guerra es que Ucrania desista de recuperar os territorios que el Kremlin se anexó en el primer año de la invasión.
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