El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, disolvió el gabinete de guerra a casi una semana de la renuncia de Be-nny Gantz, lo que advierten no cambia la ofensiva contra Hamas, mientras crece el rechazo a su gobierno por negarse a un alto al fuego.
Con esa medida se prevé que se acote más el grupo creado cuatro días después de la masacre para responder a los terroristas, pues según la prensa israelí además de romper con la unidad y reducir el número de integrantes, busca evitar el ingreso de aliados de extrema derecha.
Tal es el caso de los ministros de Seguridad, Itamar Ben Gvir, y de Finanzas, Bezalel Smotrich, quienes han generado polémica por amagos de tratar de derrocar a Netanyahu si cede en la negociación, pues rechazan el fin de la guerra sin la destrucción del enemigo, pese a los reclamos de potencias y de las familias de los rehenes que insisten en cambios para garantizar el retorno con vida de los 116 cautivos, un sacrificio, como pugnó Gantz al abandonar el poder.
Hechos que sólo abona al clima de incertidumbre ante la falta de definición sobre una posible tregua con Hamas o continuar la ruta bélica contra el enemigo en medio de alertas de que ésta podría escalar ante ataques de Hezbolá.
Por ello, disidentes marcharon a más de ocho meses de la guerra para exigir la renuncia del primer ministro, convocar a elecciones y demandar la firma urgente de un acuerdo por el regreso de los cautivos, en medio de la negativa de Netanyahu a pactar un cese de las hostilidades temporal o permanente, como promovió recientemente Estados Unidos.
Esta movilización congregó a unas 150 mil personas en Jerusalén, según el diario Times of Israel; ahí los ciudadanos se manifestaron afuera de la Knesset o Parlamento y en la casa del mandatario, punto en el que superaron el cerco de seguridad por lo que la Policía lanzó chorros de agua para disuadirlos, pero sólo escaló el choque al dejar tres heridos, entre ellos una voluntaria, y confrontaciones directas con unos 10 detenidos, entre ellos la familiar de uno de los secuestrados.
Pese a las críticas, Israel insiste en profundizar sus operaciones en Rafah al presumir que en semanas, tras asumir el control del Corredor de Filadelfia, ya eliminaron a 500 combatientes.
Según una actualización de las Fuerzas de Defensa esa cifra representa la mitad de la amenaza islámica detectada en el sur de la Franja, donde también localizaron 25 túneles en los que se presume que se ocultaban y hasta contrabandeaban armas, con lo que ratifican que su entrada a la zona, pese a recriminaciones mundiales, sí rinde éxitos y se acercan a uno de sus o objetivos: desmantelar a al grupo terrorista Hamas.