Consigue respaldo turco y húngaro

Premier neerlandés avanza para ser relevo en la OTAN

Mark Rutte, quien lleva 14 años al frente de su país, sella su futuro tras el retiro del único contendiente; prevén que dé continuidad ante guerra en Ucrania

El aún primer ministro de Países Bajos, durante una reunión de la UE, esta misma semana. Foto: AP

Con el retiro de su único contendiente, el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, se afianza como el virtual sucesor de Jens Stoltenberg, al frente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mientras sigue la guerra entre Rusia y Ucrania.

Quien ya contaba con el apoyo mayoritario para renovar la alianza transatlántica fue arropado ayer por las naciones que se decantaban por otro perfil.

Turquía y Hungría, gobiernos que impulsaban al presidente de Rumania, Klaus Iohannis, cedieron en favor de la unanimidad y respaldaron que el líder neerlandés, quien lleva 14 años en el poder, tome las riendas del organismo con la confianza de que éste los represente como ya lo hizo en el pasado ante el Parlamento Europeo.

Se reportó que en el proceso de negociación para sellar su futuro, su único rival dio un paso al costado tras pactar la transferencia de un sistema Patriot a las tropas de Volodimir Zelenski para reforzar la lucha contra el invasor ruso, con la promesa de que aliados lo repongan, aunque no se definió un plazo para ello, pero resalta la urgencia de aumentar el arsenal ucraniano para resistir los embates que no cesan.

Conflicto ante el que Rutte se alzó desde un inicio como una opción clave por ser uno de los líderes más críticos contra el régimen de Vladimir Putin, pero mesurado y alejado de los escándalos, para dar continuidad a lo hecho por Stoltenberg.

Su perfil adelanta una postura de consenso para contener al agresor, lo que ven como base para mantener la ayuda que brinda el sector bajo la batuta actual y de potencias, entre éstas Estados Unidos, para presionar al régimen ruso.

No obstante, Mark Rutte aún tiene enfrente un importante reto, pues el Kremlin se niega a desistir de su lucha e insistió recientemente que el único acuerdo para poner fin al conflicto debe incluir la renuncia de Kiev a los territorios que el agresor afirma que conquistó en el primer año en guerra, en referencia a Lugansk, Donetsk, Jerson y Zaporiyia.

Pero para los aliados es claro que el espaldarazo a Kiev no se acaba con la entrega de mando, lo que recuerda que la nación neerlandesa ha dotado a ese territorio de apoyo militar por hasta dos mil 600 millones de euros y prevé replicar esa suma este año. Además, creen que retome logros de Jens Stoltenberg, quien fue renovado, pese a vivir una de las etapas más difíciles de su gestión, y sumó a cuatro naciones como integrantes.

Sin embargo, aún falta la ratificación, que según medios europeos podría darse en cuestión de días a más tardar la primera semana de julio, tras un encuentro de embajadores, para asumir oficialmente a partir del próximo 1 de octubre.

Este cambio llega en medio de más presiones para rearmar a Ucrania como prometieron algunos aliados durante la Cumbre de Paz que organizó Zelenski el fin de semana y hasta nuevas amenazas desde Moscú.

Y es que tras su gira por aliados en Asia, se reveló que el gobierno de Vladimir Putin no descarta enviar armas y equipo militar a Norcorea como Occidente lo hace desde 2022 con su rival

Ucrania; un claro intento de mostrar músculo ante disidentes y a un día de firmar un pacto de defensa mutua para responder en conjunto al presunto agresor.