Las Fuerzas de Defensa israelíes rechazaron un intento de escalada con fuerzas de Hezbolá, milicia asentada en el sur de Líbano, pero advirtieron que, aunque no desean tal escenario, están preparadas para responder.
Desde Estados Unidos, el titular del ejército, Yoav Gallant, sostuvo que tienen la capacidad para someter al rival y llevarlo “de vuelta a la Edad de Piedra”, mientras dialoga con funcionarios aliados sobre el conflicto contra Hamas en Gaza y los planes del día después.
Sin embargo, no se revelaron detalles de una salida militar viable de la Franja, como exigen los terroristas, ni plazos específicos para un alto al fuego.
Y en Medio Oriente siguen las dudas sobre si el conflicto crecerá, pues se teme que Irán empuje una guerra abierta al ordenar, según el diario palestino Al Quds, que esa milicia intensifique los ataques, así como de hutíes en Yemen.
Dicho escenario preocupa a vecinos de la zona como Egipto y Jordania, donde los islámicos ganan apoyo en este choque y otros países, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, intentan influir en la ruta hacia la paz.
Pese a negociaciones de varios sectores, persisten los ataques contra civiles, según la Autoridad Palestina, hecho por el que ayer decenas de niños en condición grave junto a sus familiares fueron evacuados a través del corredor Kerem Shalom para recibir atención médica, misma que ya no existe en Gaza.
Y en Tel Aviv no cesan los reclamos al primer ministro, Benjamin Netanyahu, ante la falta de un acuerdo por los rehenes que llevan 265 días secuestrados.
Disidentes exigen un cambio en el poder, pero Israel está decidido a obtener armas para no parar la ofensiva; se reveló que en la visita a Washington se alista para que Joe Biden libere cargamento de armas tras críticas; según Reuters avanza la discusión para entregar bombas de 500 libras, tras la restricción al temer a que se usaran contra civiles en Rafah.