Israel confirmó la muerte del jefe militar de Hamas, Mohamed Deif, con lo que ratificó que no descansará hasta desmantelar al grupo terrorista, pues en sólo 18 días causó un doble golpe al acabar con dos principales mandos.
Mientras Irán y Líbano rinden honores fúnebres a sus líderes asesinados en la última semana, pues el ejército judío también mató a un mando de Hezbolá, el gobierno de Benjamin Netanyahu consagró su éxito al afirmar que Deif murió hace semanas, uno de los más buscados en la región.
Aunque sigue sin aclararse el origen del ataque contra el brazo político, Ismail Haniyeh, el diario The New York Times reveló que éste no murió por un ataque aéreo, como se especuló, sino por un explosivo que estuvo ahí casi dos meses.
Según fuentes de ese medio, la bomba fue colocada clandestinamente en el complejo donde se hospedaba, pero no queda claro cómo fue detonada para acabar con la vida del terrorista, lo que exhibe aún más a la Guardia Revolucionaria que en semanas no detectó el riesgo que terminó con ese aliado.
Con ello, aumentan los llamados en Medio Oriente a actuar contra Israel, pues Irán y Hezbolá quieren venganza por vulnerar sus liderazgos en plena guerra en Gaza y el segundo grupo dijo que ese choque entrará a una nueva fase según declaraciones ante combatientes del mártir asesinado.
Por separado, Teherán rezó por su ahora exlíder y se mantiene frontal contra Tel Aviv, que no ha negado tal autoría; situación que hace temer una ofensiva que empeore el escenario actual y por el que tres aerolíneas ya suspendieron vuelos a Israel, evidenciando que no hay condiciones para operar en un territorio que podría ser blanco enemigo, mientras las tropas mantienen el asedio contra varias regiones en el enclave palestino.