A una semana de que Ucrania iniciara una incursión militar sorpresiva en la región fronteriza rusa de Kursk, el presidente Volodimir Zelenski rompió el silencio del Gobierno al respecto al admitir las acciones militares en curso con el objetivo de “empujar la guerra hacia el territorio del agresor”.
En un videomensaje ayer, Zelenski declaró que había discutido la operación con el alto comandante ucraniano Oleksandr Syrski y prometió responder de la misma manera después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala en febrero del 2022.
“Recibí varios informes del comandante en jefe Syrski sobre las líneas del frente y nuestras acciones para empujar la guerra al territorio del agresor. Ucrania está demostrando que realmente puede restablecer la justicia y está garantizando exactamente el tipo de presión que se necesita: presión sobre el agresor”, manifestó.
La incursión es el mayor ataque de este tipo desde que Moscú inició la invasión y no tiene precedentes en el uso de unidades militares ucranianas en suelo ruso. Ayer también continuó la evacuación de los civiles que viven en las zonas fronterizas de Rusia con Ucrania y se han instalado más de 20 refugios temporales.
En otros acontecimientos, Moscú y Kiev se acusaron mutuamente el domingo de provocar un incendio en los terrenos de la planta nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia, mientras Ucrania instó a los residentes a mantener la calma y no informó de señales de radiación elevada.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Rusia de provocar un incendio que, según dijo, era visible desde la ciudad de Nikopol, controlada por Kiev, que da a la planta controlada por Rusia.
Por su parte, Evgeny Balitsky, un funcionario instalado por Rusia en el sur ocupado, acusó a las fuerzas de Kiev de causar el incendio al bombardear la cercana ciudad de Enerhodar que al igual que la planta fue capturada por Rusia poco después de su invasión de febrero del 2022.