A 18 días de la cuestionada reelección de Nicolás Maduro en Venezuela, Brasil promovió nuevos comicios para revertir la crisis. Plan que respaldaron Colombia y Estados Unidos, pero la potencia corrigió, y la oposición y México lo rechazan.
El líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien aún no reconoce el triunfo de su homólogo, pugnó por la alternativa ante irregularidades reportadas por los críticos María Corina Machado y Edmundo González, observadores electorales y organismos mundiales al recordar que a la fecha el Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue sin desglosar el recuento que sustente el nuevo mandato chavista.
En entrevista con Radio T abundó que con ello se garantizaría la transparencia que faltó el pasado 28 de julio y retó a Maduro a aceptar “si tiene sentido común”, pues su asesor, Celso Amorim, ya oficializó la propuesta. Además, enfatizó que al régimen le quedan seis meses para esa cita o pactar un gobierno de coalición, que parece más difícil, pero recalcó que el aliado “sabe que debe una explicación”, pues decenas de gobiernos en el mundo desconocen ese resultado.
La propuesta fue respaldada por Colombia. El mandatario Gustavo Petro refirió que ésa es la ruta de paz y en su cuenta de X instó al chavista a tomar una decisión, pues el futuro depende de él, en un intento de forzar un cambio, pese a que el régimen recalcó que Nicolás Maduro ganó, aunque aún no se divulgan las actas que lo certifican, pero el Tribunal ya inició un peritaje en la materia.
No obstante, otros mantienen sus reservas o rechazo ante el nivel de confrontación del heredero de Hugo Chávez.
Tal es el caso de EU, pues el presidente Joe Biden declaró ante reporteros que apoyaría la apuesta, pero horas después la Casa Blanca corrigió al decir que el ejecutivo federal no escuchó la pregunta y ratificó que ganó Edmundo González Urrutia y se debe respetar esa voluntad.
“Está más que claro que obtuvo la mayoría de votos”, aclaró la oficina del Consejo de Seguridad Nacional en un arropo al líder opositor y exhortar a Venezuela a dar paso a la transición, mientras la disidencia sigue en resistencia con la convocatoria a marchar este 17 de agosto en cientos de ciudades contra el fraude.
Por separado, México mantuvo su neutralidad como parte de la política de no injerencia y afirmar que la decisión compete sólo a Venezuela. Desde Palacio Nacional el Presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a la prudencia y a esperar los resultados del Tribunal, al recalcar que no se pondrá del lado de nadie.
“No creo que sea prudente que nosotros, un gobierno extranjero, sea quien sea, opinemos sobre algo que corresponde resolver a los venezolanos”, apuntó tras la sugerencia brasileña y cuando el mundo espera el resultado oficial tras criticar al vecino por pedir a Maduro que reconozca la derrota.
Y también lo replicó la oposición en Venezuela. La principal detractora de la dictadura, María Corina Machado, calificó de “insulto” el planteamiento de Brasil al señalar que ya hubo elecciones y ganó Edmundo González. Hasta cuestionó si habría un tercer proceso si el régimen niega otra vez su derrota; mientras que el virtual líder electo instó en video a la dictadura a no demorar la transición, pues cada día se deteriora la nación y la arrastra a un “abismo económico y social”.
Pero la propuesta y reacciones despertaron la molestia de Caracas. Maduro recriminó la “diplomacia de micrófonos” sin responder a la propuesta, pues sentenció que al final la última palabra es de Venezuela. Y aprovechó para arremeter contra el “intervencionismo” de EU, al acusarlo de tratar de “convertirse en autoridad electoral” y luego burlarse de que voceros desmintieron a Biden, con lo que se descarta otra elección, pues implicaría que el CNE invalide el resultado.
El choque evidencia la crisis por la que ahora la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó las anomalías de un triunfo sin la documentación que lo valide.
En un comunicado, denunció la fuerte represión al enlistar nuevas prácticas de persecución y sostener que Venezuela “está sembrando terror como herramienta para silenciar a la ciudadanía y perpetuar el régimen autoritario”.
Por ello, urgió a restablecer el orden democrático, cesar la criminalización de rivales y liberar a cientos de detenidos, pues la crisis sólo empeora, acto que se refleja en la reciente aprobación de una ley para acotar a sus críticos. La Asamblea Nacional dio luz verde ayer a la reforma de Fiscalización contra organizaciones no gubernamentales (ONG), tema en el que el portal Efecto Cocuyo reveló que el régimen tiene en la mira a 60 grupos y expulsaría a las extranjeras.
- Represión violenta
- Detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas de opositores, activistas y periodistas
- Persecución y coerción política
- Censura a la participación política y restricciones a las libertades de expresión y asociación
- Hostigamiento
- Uso arbitrario de la fuerza
- Bloqueo del voto extranjero y de la participación de observadores extranjeros