El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el adelanto de la Navidad para el 1 de octubre, como un gesto de agradecimiento al pueblo de ese país por su resistencia ante lo que calificó como “ataques fascistas”.
El anuncio de Maduro, que llega a Venezuela dos meses antes de la fecha tradicional, ocurrió el día de ayer en su programa Con Maduro+, transmitido en el canal oficialista Globo Visión.
“Está llegando septiembre y gracias a que cerremos el mes de agosto con buenas perspectivas económicas, podemos decir y ya dije: huele a Navidad. Por eso este año, en homenaje a ustedes y agradecimiento, voy a decretar el adelanto de la Navidad para el primero de octubre. Arranca la Navidad para todos con paz y seguridad”, afirmó el presidente de Venezuela.
Aún no está claro si este adelanto de las fiestas incluirá las vacaciones de fin de año y las prestaciones habituales para los trabajadores. Sin embargo, este anuncio ocurrió en un país que enfrenta desafíos económicos y políticos.
No es la primera vez que Nicolás Maduro adelanta la llegada de la Navidad, pues en 2020 informó que el inicio de la fiesta iba a ser el 15 de octubre, mientras el año siguiente, las fiestas navideñas se programaron para el 4 de octubre.
La Navidad en Venezuela se adelanta en medio de la polémica
Más temprano, un tribunal venezolano emitió una orden de arresto contra el opositor Edmundo González Urrutia, quien se autoproclamó como el legítimo ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
El presidente de Venezuela tachó a Edmundo González de “cobarde” por supuestamente esconderse y no participar en las marchas convocadas por sus partido político como lo ha hecho María Corina Machado.
Asimismo, el gobierno estadounidense recientemente incautó un avión asociado con Maduro, mientras se encontraba en mantenimiento en la República Dominicana.
González Urrutia y la exaspirante presidencial, María Corina Machado, se han negado a reconocer los resultados que otorgaron a Maduro otro sexenio en el poder. Dichos opositores publicaron sus propias cifras, respaldadas por gobiernos de derecha en la región, incluyendo Argentina, Perú, Paraguay y Estados Unidos.
Las manifestaciones organizadas por la oposición resultaron en la detención de más de 2 mil personas y la muerte de 11.
