Voces israelíes se mostraron abiertas a una retirada militar del Corredor de Filadelfia, en la frontera entre Gaza y Egipto, pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, mantiene su negativa, pues tal paso sería una derrota.
En medio de la escalada presión para que la nación firme una tregua, el jefe del Mossad, David Barnea, y el principal asesor del premier, Ron Dermer, admitieron que sí ven como una opción la salida de sus tropas en ese territorio si ello garantiza la liberación de más rehenes en poder de Hamas, como señaló previamente el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Coincidieron, de acuerdo con medios locales, que esta acción podría incluirse como una de las condiciones para un acuerdo con los terroristas con tal de traer de vuelta a las 101 personas que siguen secuestradas y evitar que se pierdan más vidas como demandan las familias afectadas, especialmente tras el asesinato de seis cautivos.
Barnea, quien ha participado en la mediación en Qatar, enfatizó que el propio Netanyahu se mostró abierto a esa opción en el pasado, pero recientemente endureció su postura y a diferencia del asesor del gobierno puntualizó que tal condición se consideraría hasta una segunda fase y no en la primera, para obtener primero algo a cambio.
No obstante, Netanyahu no da señales de cambiar su opinión al sostener que ese punto será la clave; es decir, que si lo entregan al enemigo perderían la guerra, lo que impediría traer de vuelta a quienes siguen retenidos en túneles en Gaza desde octubre pasado.
Discusión en la que Hamas dijo que no hay necesidad de modificar las condiciones actuales sino frenar la estrategia de frustrar la negociación.