El Papa Francisco hizo ayer una condena por el asesinato del padre Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas la semana pasada, al que definió como un “fervoroso servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios”. Al respecto, envió su solidaridad a la Iglesia católica mexicana, luego del crimen cometido en contra del sacerdote de origen tsotsil, ocurrido el domingo pasado en Chiapas.
“Me uno a la amada Iglesia de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, que llora por el sacerdote. El padre Marcelo Pérez, asesinado el domingo pasado. Un gran servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios, que su sacrificio, como el de otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio, sean semillas de paz y vida cristiana”, expresó el pontífice, tras el rezo este domingo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.
El 20 de octubre, uno de dos hombres que viajaban a bordo de una motocicleta abrió fuego en contra del sacerdote, cuando éste salía de oficiar misa en el barrio Cuxtitali en San Cristóbal de las Casas.
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Dos días después del asesinato del sacerdote, la Fiscalía General de Justicia de Chiapas informó que había logrado la detención del autor material del religioso, quien fue identificado como Édgar “N”.
El Papa Francisco guarda especial vínculo con los fieles chiapanecos, ya que fue uno de los estados a los que viajó durante su primera visita a México.
El 15 de febrero del 2016, el pontífice estuvo en Tuxtla Gutiérrez y en San Cristóbal de las Casas, donde ofició misas y emotivos mensajes para los pueblos originarios. En esa ocasión, también recibió una Biblia traducida al tsotsil por misioneros jesuitas.
Las condenas desde el exterior, debido al homicidio del padre Marcelo Pérez, han sido unánimes. El 23 de octubre, la delegación de la Unión Europea y organizaciones internacionales como el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y Amigos de la Tierra se unieron a la condena del asesinato del sacerdote y defensor de las comunidades indígenas.
“Condenamos firmemente el asesinato del sacerdote y defensor indígena de los derechos humanos… La muerte del padre Marcelo Pérez muestra el grado de violencia e intimidación que enfrentan muchos defensores de los derechos en México y que constituye una amenaza contra los derechos humanos”, señaló la delegación de la Unión Europa, Noruega y Suiza, en un comunicado.
Por su parte, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) condenó el asesinato del religioso y exigió “no más impunidad. No más violencia”.
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) también se expresó por estos hechos; los condenó e instó a las autoridades a llevar a cabo una investigación pronta, exhaustiva y eficaz.
“Desde 2015, el padre Marcelo era beneficiario de medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), debido al riesgo constante que enfrentaba su vida e integridad personal por su labor en defensa de los derechos humanos en Simojovel y otros lugares de Chiapas”, subrayó la ONU-DH.
Cuántos muertos más, pregunta Arquidiócesis
Tras demandar que no haya otro caso como el del padre Marcelo Pérez, quien fue asesinado el domingo pasado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la Iglesia católica lanzó la pregunta sobre cuántos muertos más debe haber para que haya paz, y exigió que se tomen medidas para proteger a las personas que piden justicia.
“¿Cuántos más? Si cada vez que un sacerdote se alza por la verdad, arriesga su vida, y más si lo hace en una comunidad vulnerada por el crimen organizado; ¿cuántos sacerdotes y ciudadanos más deben ser asesinados para que se escuche su grito exigiendo justicia y paz?”, cuestionó la Arquidiócesis Primada de México, a través de su publicación semanal Desde la Fe.
Enfatizó que la comunidad cristiana está expuesta a actos de violencia, debido a que en muchas ocasiones sus integrantes son vistos como “incómodos por su lucha en pro de un mundo mejor”.
“Nos unimos a la Conferencia del Episcopado Mexicano en la exigencia para que se tomen medidas efectivas para proteger a quienes arriesgan sus vidas por la paz y la justicia”, declaró la arquidiócesis.
Mencionó que el padre Marcelo Pérez es un símbolo de valentía y compromiso de justicia, e insistió en cuántos sacerdotes y defensores sociales se tendrán que sacrificar para que haya paz.
Recordó que hace más de dos años los jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos fueron asesinados.
En México, en lo que va de este año se han registrado por los menos tres casos de actos violentos en contra de religiosos: la privación ilegal de la libertad del obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo, Salvador Rangel, el 26 de abril; el secuestro y asesinato del sacerdote Isaías Ramírez, en Guadalajara, Jalisco, el 18 de agosto, y el asesinato del padre Marcelo Pérez.
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