Evo Morales, expresidente de Bolivia, se declaró en huelga de hambre y pidió abrir un diálogo después de que un operativo policial y militar despejó ayer la principal ruta carretera del país que estuvo tomada durante 19 días por sus seguidores. Los manifestantes exigían el cese de una investigación contra él por presunto abuso de una menor.
Antes, el Presidente Luis Arce denunció que “grupos armados afines a Morales tomaron por asalto tres unidades militares” y “rehenes” en el Chapare. Dijo que esos grupos “han tomado el lugar donde se encuentra el armamento militar en esas unidades, lo que constituye un acto criminal” y un delito de
traición a la patria.
El comandante de la Fuerzas Armadas, Gerardo Zabala, instó a los manifestantes a “deponer acciones y abandonar de manera pacífica las instalaciones militares”. Señaló que el armamento en los cuarteles es para “defender la integridad territorial del país” y no será usada para “generar enfrentamiento entre los
bolivianos”.
Tras 16 horas de operativo, policías y militares lograron despejar la ruta entre el occidente y el oriente en la región central de Cochabamba donde estaban concentrados los seguidores de Morales. Cientos de camiones y vehículos que habían quedado atrapados comenzaron a circular. Se registraron 19 agentes heridos, ninguno de gravedad.
Los uniformados dispersaron con gas lacrimógeno mientras los manifestantes repelieron el operativo con hondas y cargas de dinamita.