El presidente electo, Donald Trump, y el mandatario saliente, Joe Biden, se reunieron en el regreso del invitado a la Casa Blanca para arrancar la transición de gobierno, a diferencia del 2020 cuando el magnate rompió la tradición y ni siquiera asistió a la investidura del sucesor.
Con un apretón de manos, que la prensa calificó de incómodo, los líderes intentaron dejar atrás los ataques y en menos de un minuto intercambiaron opiniones en el Despacho Oval frente a las cámaras al coincidir en su deseo de lograr una transferencia “pacífica”, “fluida” y “sin problemas”, como prometió el demócrata. Proceso en el que estuvieron ausentes sus esposas, pero la prensa reveló que la primera dama, Jill Biden, entregó al empresario una carta a mano para Melania Trump, lo que corroboró la Casa Blanca.
En esos segundos el ejecutivo federal reiteró su felicitación al mandatario 47 al ratificar que habrá un proceso ordenado, gesto que respondió el líder de Make America Great Again (MAGA) al sostener que, aunque la política es dura y poco agradable, harán lo posible por dar fluidez. Y se dio tiempo de bromear con una virtual reelección, pese a que en campaña lo negó, pues tendría 82 años, entre risas afirmó “no me presentaré a menos que digan que es bueno”.
En un intercambio que también anticipa tensión para los próximos 68 días, el inquilino de la residencia oficial explicó que tendrían oportunidad de hablar de varios temas y los reporteros quisieron obtener más declaraciones al lanzar preguntas que se quedaron sin respuesta, pues fueron desalojados para el encuentro privado, el primero desde su debate presidencial en junio pasado antes de que Joe Biden se bajara de la contienda, aunque coincidieron en la conmemoración del 11-S en Nueva York.
Tras un diálogo que se extendió por dos horas, según la Casa Blanca, no hubo declaraciones para resumir lo ocurrido rumbo a la investidura. Pero la vocera Karine Jean-Pierre dijo que la plática a la que se unieron el jefe de gabinete, Jeff Zients, y su sucesora, Susie Miles —el primer nombramiento del magnate—, fue “sustancial”, “cordial” y “amable”.
En charla con medios junto al asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, resaltó que se abordaron a puerta cerrada la seguridad nacional y política interna. Y añadió que el invitado llegó con una lista de preguntas y reconoció su recepción a los comentarios del mandatario de 81 años, sin abundar en detalles, pese a la insistencia de la prensa, a la que respondió que quedan dos meses para la transición.
Incluso, dijo que lo más relevante fue que la nación vio a Trump y a Biden estrechándose la mano tras la elección en la que, recalcó, “decepcionó” a demócratas.
Por separado Jake Sullivan apuntó que una de las prioridades comentadas fue el escenario internacional, al mencionar a Ucrania, Israel y China. Y precisó que en Kiev sigue el apoyo permanente como una prioridad, pues hacer fuerte a ese aliado es disuadir a un enemigo común —Rusia— y ante la mayor competencia comercial explicó que el interés es “mantener la estabilidad” y la puerta abierta para trabajar juntos como en el combate al fentanilo, escenario en el que destaca que en el próximo viaje del jefe de Estado a Perú, antes del G-20, se reunirá con su homólogo oriental, Xi Jinping.
En tanto, los cuatro participantes del encuentro guardaron silencio.
AMPLÍA GABINETE. Horas después, Donald Trump continuó con el armado de su equipo al priorizar ahora la justicia y la seguridad de EU, un día después de soltar la mayor oleada de anuncios y ratificar en su cuenta de Truth Social al senador Marco Rubio al frente del Departamento de Estado (DOS, por sus siglas en inglés), como adelantó la prensa, con lo que el originario de Cuba se convierte en el latino de mayor rango en una administración de la potencia.
De nuevo el conservador recurrió a la plataforma para anunciar otros cargos y eligió al excongresista Matt Gaetz como fiscal, tarea en la que reforzará la agenda antimigrante para las deportaciones masivas, sumándose a políticos leales para hacer de ésta una realidad.
En un comunicado, destacó que el aliado de Florida “protegerá nuestras fronteras, desmantelará las organizaciones criminales y restaurará la maltrecha confianza en el Departamento”, lo que recuerda que acusó a dicho sector de una persecución política. Pero la decisión desconcertó a repubicanos, pues el aliado que ya renunció al Congreso para asumir su nueva tarea era investigado por la Fiscalía por un escándalo sexual.
Asimismo, confirmó a Tulsi Gabbard, veterana de la Guardia Nacional y exdemócrata, para encabezar la Inteligencia de EU. Asestó que su “espíritu intrépido” será crucial para defender los derechos constitucionales, sin adelantar objetivos, lo que ella agradeció y se declaró deseosa de comenzar a trabajar.