El reciente permiso de Estados Unidos a Ucrania para usar misiles de largo alcance contra el invasor pone bajo alerta al mundo ante una posible reacción el ejército de Rusia y si más naciones seguirán los pasos del gobierno de Joe Biden para respaldar a su aliado Volodimir Zelenski.
En medio de amagos desde el Kremlin sobre una tercera guerra mundial y una escalada nuclear por el cambio de postura de esa potencia en Europa algunas naciones ya evalúan el posible impacto, pues unas se preparan para reforzar su seguridad y otras descartan conceder un permiso similar al ejército en resistencia a mil días de esta guerra.
Uno de los primeros en reaccionar fue Alemania al precisar que la autorización estadounidense, reportada inicialmente por el diario The New York Times, no influye en sus condiciones, pues el vocero alemán, Wolfgang Büncher, reivindicó que se mantienen igual, de acuerdo con la agencia alemana DPA, pues hace tiempo rechazaron la posibilidad de enviar misiles Taurus a Kiev, con capacidad de alcanzar blancos a 500 kilómetros de distancia, mucho mayor a los 300 kilómetros que tiene el sistema de misiles tácticos (ATACMS, por sus siglas en inglés), de fabricación estadounidense. Mientras que el Ministerio de Defensa recordó que a la fecha no han entregado armas de largo alcance a las tropas de Zelenski.
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Postura que replicó Francia al sugerir que no hay cambios importantes que los hagan repensar sobre el uso de estas armas, pues desde hace tiempo trasladó a sueño ucraniano misiles de crucero SCALP cuyo radio es mucho mayor a los de origen alemán con un alcance de hasta 560 kilómetros.
En tanto, gobiernos como Finlandia y Suecia toman acción, pero a nivel interno. Europa Press informó que ambas regiones y últimas en unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en plena guerra analizan reforzar su seguridad ante la cercanía con el invasor. La primera es uno de los territorios que mayor frontera comparte con el régimen de Vladimir Putin, pero también limita con otras naciones como Estonia, Letonia, Noruega y Ucrania, con la que está en guerra desde 2022, mientras que Suecia ante a cercanía con Finlandia se alista para aconsejar a su población sobre medidas ante una posible escalada y hasta un ataque nuclear.
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En medio de choques de declaraciones en la región, el jefe diplomático de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, descartó que la autorización de EU tenga un impacto significativo en la guerra, al minimizar el ajuste y las amenazas desde Rusia.
“No me parece una distancia espectacularmente profunda”, comentó el representante regional al considerar que ésta sigue siendo corta, en referencia a los 300 kilómetros de alcance de estos proyectiles, lo que recuerda que Rusia es el país más grande del mundo y cuya extensión desde Europa hasta Asia es de nueve mil kilómetros.
Dichas declaraciones se dan mientras la región analiza cómo continuará su respaldo a Ucrania con otro cambio en el escenario geopolítico, pues justamente a Joe Biden le quedan sólo dos meses en el poder antes del retorno del polémico Donald Trump a la presidencia de EU, quien podría reconfigurar la guerra no sólo con su apuesta de poner fin al conflicto sino por la advertencia de reducir drásticamente el financiamiento a las fuerzas de Volodimir Zelenski, al criticar abiertamente lo hecho por el actual ejecutivo.
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LMCT