Rusia se declaró lista para una respuesta nuclear al enemigo como medida de “disuasión” el mismo día en el que acusó a Ucrania de lanzar el primer ataque con misiles de largo alcance en su contra, tras obtener el permiso de Estados Unidos.
Ante lo que consideró “amenaza crítica”, el líder del Kremlin, Vladimir Putin, concretó ajustes que sugirió desde septiembre pasado a fundamentos políticos para ampliar la respuesta y contención en caso de una agresión directa o a Bielorrusia, aliado que limita con Ucrania y donde desplegó su arsenal, lo que en el mundo ven como un “umbral” más bajo para recurrir a dichas armas contra Ucrania u otro rival; ello pone en la mira a Occidente y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que criticaron EU y Reino Unido ante la irresponsabilidad de explotar esa retórica bélica.
Dicha doctrina —que se actualizó en 2020, antes de la invasión— contempla armamento nuclear si se disparan armas sofisticadas en su contra, pero también ante ataques convencionales con equipo de destrucción masiva, misiles balísticos o de crucero, aviones hipersónicos y drones, los mismos que Moscú usa para atacar infraestructura ucraniana.
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(Si activa armas nucleares) tendríamos una Rusia envalentonada en nuestras fronteras (…) ampliaría su territorio, aumentaría su capacidad militar y estoy absolutamente convencido de que no se detendrá allíMark Rutte, Secretario general de la OTAN
Según el régimen, el objetivo es disuadir a quien ponga en riesgo su integridad y soberanía, llámese Estado o coalición, al reservarse el derecho a usar un mayor nivel de armas ante la escalada de tensiones en el marco de los mil días del conflicto, postura corroborada por la agencia TASS y el medio independiente Meduza, que comparó a detalle dichos decretos.
Así, la Federación rusa culpa públicamente a Volodimir Zelenski y aliados de intensificar la guerra al recalcar que su respuesta sería de “naturaleza defensiva” al poner en evidencia la “inevitabilidad” de las represalias por un ataque a profundidad, pues esos misiles tienen un alcance de 300 kilómetros.
Y a dos días de que Kiev recibiera luz verde, esa resistencia disparó seis proyectiles del sistema táctico (ATACMS) contra Briansk, cerca de la frontera y a 200 kilómetros de Kursk, sitio que expertos creían sería el primer blanco de las fuerzas de Zelenski ante una disputa territorial y el refuerzo ilegal al invasor de hasta 10 mil tropas norcoreanas, pero el Ministerio de Defensa ruso alardeó que ningún misil alcanzó un blanco.
Se notificó que cinco fueron derribados y el otro se desvió al ser golpeado, esto mientras Moscú guarda silencio sobre nuevas ofensivas contra infraestructura enemiga al matar a ocho personas en Jerson y Sumy el mismo día, para elevar el miedo entre esa población y ejército, ante lo que Volodimir Zelenski enfatizó que al rival no le interesa la paz, y otra vez dejó en evidencia que no tiene intenciones de negociarla.
Por separado, el canciller ruso, Serguei Lavrov, defendió los cambios al calificar la medida como respuesta a la “nueva fase cualitativa de la guerra occidental”, en referencia a otra línea roja. Desde la Cumbre del G20 en Brasil sentenció que no hay intención de usar armas nucleares, sino reaccionar al desarrollo de la guerra, al tiempo que recordó que EU fue el primero en recurrir a ésas en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.
En tanto, el viceministro de Exteriores, Sergei Riabkob, advirtió al rival a no subestimarlo, pues habrá consecuencias, sin adelantar blancos de ataques, a semanas de que Putin dijera que habría más objetivos legítimos en Occidente y voces en Moscú amagan con extender más el conflicto y la oficina de Exteriores sugirió a países europeos invertir más en su propia seguridad que en la de otros, en respuesta a choques por un sabotaje a líneas de comunicación en el mar Báltico que conectan a Alemania con Finlandia, y Suecia con Lituania, los cuatro miembros de la alianza transatlántica.
Y la OTAN está en alerta ante la amenaza de ser arrastrada al conflicto, por lo que arrancó ejercicios militares en Finlandia al desplegar a más de tres mil fuerzas bajo la hipótesis de un ataque a unos 200 kilómetros de esa frontera.
Por separado, el secretario general de la coalición, Mark Rutte, llamó a no permitir que el rival se salga con la suya y advirtió que si no actúan “envalentonarán” al invasor para ampliar su territorio y capacidad militar, escenario en el que admitió desde Bruselas que seguramente Vladimir Putin no se detendrá allí .
Y Ucrania llamó a corregir su postura sobre ceder armamento, luego de que Alemania rechazó entregar misiles Taurus, otros se resisten a enviar este tipo de armas y unos más sólo envían armas convencionales y ayuda económica, como Dinamarca.